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Siete razones para ir al teatro

1. Hoy comienza otra edición del Fitaz, el Festival Internacional de Teatro de La Paz. Y los paceños y paceñas nos volcaremos a los teatros porque nos encanta ir al Fitaz, ver obras de otros países, saludar a los habitués y luego ir por ahí diciendo lo lindo que es el teatro. El público teatrero ha crecido en La Paz (nunca le agradeceremos lo suficiente a Maritza Wilde tanto laburo y tanta pasión), pero en el resto del año en los pocos y pequeños espacios teatrales de la ciudad siempre estamos los mismos: una inmensa minoría (todavía no me explico por qué hay siempre más chicas que chicos). Razón número uno: andá al teatro, por ahí alguien te chequea y…

2. En el teatro no hay un día que sea igual al otro. Cada representación es irrepetible, única. Como el buen arte, el teatro captura en un instante un momento mágico que nunca volverá.  Dicen que el teatro es obsoleto, impostado, torpe, precario y rústico; que está en ruinas; que en un mundo de multitareas como el de hoy —tecnológico y superconectado— el teatro no tiene sentido; que es antiguo y rancio. Es mentira. Desde hace más de 3.000 años, desde Atenas, el hombre y la mujer se han sentado en círculo para mirarse, para verse representados en sus anhelos, en sus fantasmas. Sin intermediarios, sin pantallas, cara a cara, en grupo… “El teatro es la representación más fiel y lúcida de lo humano”, dice mi cuate Percy Jiménez, director y dramaturgo. Razón número dos: andá al teatro, que no te lo puedes descargar en tu celular.

3. Es verdad que de vez en cuando suena algún celular del boludo de turno. Es verdad que a alguien siente la necesidad imperiosa de desenvolver un puto caramelito de menta. Pero, razón número tres: en los teatros no hay pipocas ni enormes vasos de refrescos con bombilla.

4. El teatro es superstición y cábala (como en el fútbol). No se te ocurra ir de amarillo. La frase más linda es: ¡mucha mierda! Los ingleses, siempre tan hipócritamente correctos, dicen: “¡Break your leg!” (“rómpete una pierna”). Y no es lo mismo. Razón número cuatro: para un mal hablado como yo, el teatro es un territorio virgen y salvaje. Mierda para todos en el Fitaz, carajo.

5. En el teatro al final tienes que dar tu veredicto. La famosa cuarta pared juega, también cumple un papel. Si aplaudes (en La Paz aplaudimos por cortesía y “buena educación” cualquier huevada), todos se van contentos; si puteas, puedes arruinar al elenco esa cena de la noche de marras. Razón número cinco: tienes el poder y eso es rico; especialmente en este mundo donde cada vez decidimos menos. Todavía me da bronca no haber vivido en esos siglos donde el populacho desde galería arrojaba tomates podridos a los pinches mediocres.

6. Este año en el Fitaz hay una poderosa sección de teatro para niños y niñas. Así que, si no te gusta el teatro y te aburre, acompaña a tu wawa para que el día de mañana no sea tan idiota como vos y tenga el hábito de ir al teatro. Los niños se la pasan bomba en el teatro, son siempre partícipes de lo que les ocurre a los personajes y son capaces de imaginar y sentir empatía por los protagonistas. Razón número seis: haz algo por el futuro de la humanidad, lleva a tu prole a las sesiones infantiles.

7. Se vienen obras muy buenas estos días con capos llegando de Costa Rica, Brasil, Suiza, Chile, Uruguay, Perú, Argentina, Francia, Dinamarca… Diez países, 36 elencos, diez días. Sin casi apoyo estatal, con escasa repercusión mediática, hecho siempre a pulmón, nuestro teatro está de subida. Marca en tu agenda un día, dos, tres… Consejo de conejo: este sábado y domingo llega la esperada obra de Edu Calla: Excepciones: 12 reglas del amor, un “dream team” boliviano con 30 creadores entre actores, escritores, directores, músicos y otros artistas. Razón número siete: haz patria, enamórate del teatro, el nuestro.