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Más allá del crecimiento económico

El desempeño de la economía del país en 2013 fue, sin duda, el más exitoso de la actual administración y el más destacado de las últimas cuatro décadas, demostrando resultados macroeconómicos realmente destacables.

Según el Instituto Nacional de Estadística, la actividad económica medida por el IGAE muestra un crecimiento de 6,83%; en promedio el crecimiento económico estuvo alrededor del 5% en el periodo 2006-2013, explicado principalmente por una mayor demanda interna.

Universalmente, la tasa de desempleo es uno de los termómetros que indica la mayor o menor dinámica de la actividad económica; este indicador disminuyó del 8,1% en 2005 a 3,2% en 2013, consecuencia de la mayor actividad empresarial y pública, de la mano del incremento salarial por encima de la tasa de inflación.

Pero ahora vale la pena preguntarse qué implica tener un crecimiento económico sostenible para la población. ¿En qué se materializa este crecimiento? ¿Existe mayor bienestar? Vayamos más allá del dato frío de crecimiento económico y desnudemos los resultados en la economía de los hogares.

Los economistas utilizamos el PIB per cápita para medir el nivel de ingreso de la población; en Bolivia, este indicador casi se triplicó en los últimos ocho años: en 2005 se situaba en 1.010 dólares y en 2013 se incrementó a 2.794 dólares, lo que significa que en promedio cada persona aumentó su ingreso diario a 7,8 dólares en 2013, de 2,8 dólares registrados anteriormente a 2006.

Este mayor crecimiento de los ingresos se refleja en mayores niveles de consumo de las familias; por ejemplo, el consumo de leche hace ocho años alcanzaba a 28 litros año, ahora se sitúa en 55 litros. También el consumo de carne se acrecentó a 20 kilos año, de 18,5 registrado en 2005. Son algunas muestras del incremento de consumo de las familias.

Por otro lado, la mayor dinámica del ingreso trasciende en mayores ahorros en el sistema financiero por parte de las familias, de 3.711 millones de dólares registrados en 2005 a 15.074 millones de dólares en 2013, siendo cerca del 86% del total de depósitos montos menores a 500 dólares, que conjuntamente con las Reservas Internacionales Netas, de 14.430 millones de dólares registrados a finales de 2013, se aproximarían al valor producido de la economía en una gestión.

¿Y qué onda con la desigualdad?¿Somos más desiguales en términos económicos? La repuesta es no. La brecha entre ricos y pobres está disminuyendo; de 0,60 registrado en 2005 a 0,47 en 2012, este resultado capturado por el Coeficiente de GINI, que es un instrumento para medir la desigualdad dentro de un intervalo de 0 y 1, donde 0 corresponde a la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 corresponde a la perfecta desigualdad (solo uno concentra todos los ingresos y los demás nada), muestra que en Bolivia ha existido avances importantes con relación a la distribución de recursos.

Además, el Índice de Desarrollo Humano que es elaborado por el PNUD, el cual toma en cuenta ingresos per cápita, esperanza de vida y acceso a la salud y a la educación, entre otros elementos, se incrementó a  0,675 en 2012, de 0,647 observado en 2005, indicador que es más fructífero si se acerca a la unidad.

Fruto de estos resultados y del apoyo de políticas sociales como tarifas eléctricas subvencionadas, programas MiAgua y Bolivia Cambia, Evo cumple, entre otras políticas de redistribución del ingreso, se logró reducir la pobreza extrema; cerca de dos millones de personas fueron sacadas de la indigencia en los últimos ocho años, situándose este indicador en 21,6% en 2012, frente a 38,2% registrado en 2005.

Claro está que los resultados positivos de crecimiento no repercutirán de forma homogénea en toda la población, pero el objetivo es mejorar gradualmente la condición de vida de la mayor parte de la población que quedó rezagada por la aplicación de recetas liberales que doblegaban el bienestar de las personas más vulnerables a favor de equilibrios de mercados deficientes.