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Chuquisaca se muere

Aunque el título parezca exagerado, todo chuquisaqueño sabe que nuestra economía es implícita, se basa solamente en el pulmón que es la universidad, nuestra sangre que es Fancesa y nuestro corazón que es el título de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, que no sabemos honrarlo como corresponde. Al respecto, Mario Linares, custodio de la Casa de la Libertad, sobre sus vacaciones en Salta, Argentina, describió: “Quedé profundamente emocionado de ver cómo cada ciudadano en Salta todos los días contribuye a preservar su patrimonio histórico, cultural y turístico a través de una determinada acción que resguarda el museo vivo de su historia y cultura”. Es un mensaje que, sin duda, los chuquisaqueños deberíamos considerar para preservar el título patrimonial que ostenta “la culta Charcas”.

Es un llamado de atención a la ciudadanía y, especialmente, a las autoridades de nuestro departamento, que según el Censo 2012, está rezagado respecto al crecimiento del “eje central”, al punto de perder un curul de representación política y, lo que es peor, una reducción en los recursos de coparticipación tributaria.

Ante esta situación, las autoridades deberían proponer estrategias para la reconfiguración de nuestro desarrollo económico local. Así, debo criticar a diferentes instituciones que, a partir de la oportunidad que nuestra única industria, Fancesa, abre para su ampliación, pretenden despojar el 30% de una importante inversión que tendría que instalarse en su totalidad en Chuquisaca, según el criterio de profesionales expertos que tienen plena solvencia de opinión, además de una imperativa conciencia cívica y regional.

Debemos recordar a las tres copropietarias de nuestra fábrica (Alcaldía, Universidad y Gobernación) que Fancesa no es una empresa privada para que pisoteen el espíritu de su creación, que no es otro que el de generar desarrollo y empleo en Chuquisaca, y lo hacemos convencidos de que “quien ama verdaderamente a su región deberá obtener una suma de beneficios que permita desarrollar armónicamente su terruño”.

La actitud avasalladora de funcionarios políticos designados por el Alcalde, que recomiendan invertir este 30% (equivalente a más de 52 millones de dólares) en Santa Cruz es un verdadero atentado a nuestros intereses, como diría un eximio chuquisaqueño, Gastón Solares Ávila: “No debemos permitir que en nuestros epitafios escriban lo que los persas tenían reservado para los babilonios; no merecemos esta tierra ni siquiera para sepultarla”.

Chuquisaca se muere porque increíblemente son sus mismos hijos quienes recomiendan invertir en otras regiones, inversión que no es propiedad privada de particulares; es propiedad colectiva de los chuquisaqueños, que son los únicos que en este momento pueden hacer que Charcas levante otra vez dichosa la frente.