Icono del sitio La Razón

Reconciliación palestina

Después de siete años de rivalidad, la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y el grupo islamita Hamás decidieron conformar un solo gobierno en representación del pueblo palestino, según anunciaron sus representantes el miércoles, quienes se han dado cinco semanas de plazo para concretar la instauración de un Gobierno de unidad.

Este gobierno estará presidido de forma interina por el actual presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y líder de la OLP, Mahmud Abbas, y su primera labor será convocar a elecciones legislativas conjuntas en Gaza y Cisjordania. Las últimas se celebraron en 2006.

De concretarse (no es la primera vez que se anuncia la reconciliación entre todas las facciones palestinas, sin embargo, hasta ahora nunca se puso en práctica), no cabe duda de que esta alianza promocionará un nuevo escenario en Oriente Próximo, cuyo principal escollo, el conflicto israelí-palestino (abierto desde la conformación del Estado hebreo en 1947) impide la estabilización de la región.

En efecto, por una parte, la posición palestina (tradicionalmente frágil por la heterogeneidad de las visiones y clanes árabes que la conforman) se vería fortalecida. Pues, como bien reza el adagio, la unidad hace la fuerza, más aún tratándose de un propósito como el que persiguen los palestinos: la conformación de un Estado propio.

Sin embargo, la posición extrema de Hamás, organización islamista que controla la Franja de Gaza y que no reconoce la existencia de Israel y que hasta ahora negaba también la legitimidad del Gobierno de Abbas en Ramala (Cisjordania), puede constituir un obstáculo.

De hecho, el Gobierno hebreo decidió suspender las negociaciones de paz con la Autoridad Palestina un día después de conocer el anuncio de esta reconciliación, calificada por el Primer Ministro israelí como una amenaza. “En lugar de promover la paz con Israel, Abu Mazen lo hace con Hamás. Debe elegir, reconciliación con Hamás o la paz con Israel. Solo se puede conseguir una de las dos posibilidades, pero no las dos juntas”, declaró Benjamin Netanyahu el mismo miércoles.
Igual posición ha manifestado el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, quien ha advertido que la alianza palestina puede “complicar seriamente” los esfuerzos para extender las negociaciones de paz, al considerar que no puede esperarse que Israel negocie con Hamás.

Es de esperar que tanto Estados Unidos como Israel se equivoquen, y que esta conciliación no solo flexibilice la posición de Hamás, sino también y sobre todo contribuya a mejorar la calidad de vida de los más de tres millones de palestinos que, luego de la Guerra de los seis días, en 1967, se han visto confinados a sobrevivir en la Franja de Gaza y en Cisjordania, dos grandes campos de refugiados a cielo abierto.