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Antes del olvido

Mujeres ejerciendo su trabajo incómodas, humilladas por las actitudes de un hombre que se cree con derecho a tocarlas y avergonzarlas delante de un público que lo festeja, lo congratula, absolutamente tolerante ante demostraciones propias de macho, es el circo que se ofrece cuando la sociedad tolera y las autoridades no castigan.

Si un servidor público acosa a una mujer frente a la gente, frente a los medios de comunicación, y no es sancionado, volverá a repetir su acción cuantas veces su morbo lo pida.

Así lo hizo Percy Fernández (alcalde de Santa Cruz) en 2010 cuando besó a la fuerza en la boca a una funcionaria municipal, desvergüenza que repitió con la concejala Desirée Bravo en marzo de 2012, cuando se regodeó tocándola mientras ella leía un informe frente a un numeroso público, por esa impunidad en mayo se creyó con el derecho de tocar a una periodista ante las cámaras.

Domingo Alcibia, exparlamentario por Chuquisaca, en diciembre de 2012 fue acusado de violar a una funcionaria de la Asamblea, hecho que quedó registrado en el video de seguridad del hemiciclo. Fue condenado a 18 meses de reclusión, pero no por el delito de violación, sino por uso indebido de bienes del Estado. ¿No es delito violar a una mujer? ¿No debió ser castigado por mellar a un ser humano sin importar el lugar? Esa impunidad es la que humilla.

Estos hechos que no se sancionan sirven para satisfacer el morbo de las audiencias. Revolotean unos pocos días en los medios y las autoridades esperan que se desinflen por sí solos al ser reemplazados por nuevos hechos, articulados con mayor malicia, que serán consumidos ávidamente por un público con vocación de jauría.

Es el modo de proceder de una sociedad cada día más acrítica, con menos valores humanos. Es la muestra de quienes han intercambiado el sentido de la decencia y la importancia del honor por la banalidad del chisme y el escándalo. Se ríen cuando una mujer es manoseada en público, se satisfacen mirando un video que muestra una violación sacando en conclusión que no hay nada que castigar, nada que sancionar.

No puede conformarnos que Percy Fernández pida disculpas y siga ejerciendo su puesto de alcalde. Debería ser echado por denigrar a las mujeres y a los hombres que tienen dignidad. Alcibia no debería estar en la cárcel por uso indebido de los bienes del Estado, sino por violar a una mujer. Quien cometa una falta o un delito de esa naturaleza debe ser sancionado por la Justicia y merecedor, sin ninguna consideración o pretexto, de la condena pública ¿Te gustaría que le hagan eso a tu hija, a tu madre, a tu hermana, a tu esposa? ¿Está bien que queden sin castigo?