La Revolución de Buenos Aires
Cada 25 de mayo se deberían conmemorar conjuntamente las revoluciones de Charcas y de Buenos Aires
Este mes se conmemora un nuevo aniversario de la Revolución de Mayo en Buenos Aires, llevada a cabo el 25 de mayo de 1810, un año exacto después de la revolución de Chuquisaca.
Las noticias provenientes de España relativas a los triunfos franceses que provocaron el hundimiento de las instituciones políticas hispánicas, y la influencia de los levantamientos de Chuquisaca y La Paz, determinaron que la población bonaerense se constituyera en cabildo abierto, el cual desembocó en la deposición del virrey Cisneros y la conformación de una junta de gobierno autónoma de España y de los otros virreinatos.
La junta fue presidida por el potosino Cornelio Saavedra e integrada, entre otros, por los doctores Juan José Castelli y Mariano Moreno, quienes habían estudiado en la Universidad de San Francisco Xavier de Charcas, y fueron el alma de la Junta, tanto por su sólida formación jurídico-política como por su efervescencia revolucionaria.
En efecto, Castelli y Moreno promovieron en la capital del Virreinato del Río de la Plata el célebre Silogismo Altoperuano, con objeto de fundamentar la creación de la junta gubernativa. Dicho silogismo se basaba en el hecho de que el vasallaje era atributo a la persona del rey legítimo borbónico y no a España. Y estando el rey prisionero de Napoleón, las colonias americanas estaban en su justo derecho de gobernarse por sí mismas.
La junta porteña fue el único gobierno que se mantuvo independiente en Hispanoamérica, pues los realistas, pese a sus esfuerzos, nunca pudieron recuperar Buenos Aires. Por el contrario, la junta se preocupó de enviar tropas para liberar todo el territorio que había constituido el Virreinato del Río de la Plata. Uno de los contingentes se dirigió al Alto Perú, comandado por el general Balcarce y por el representante de la junta, el doctor Castelli. Mientras tanto, al tenerse conocimiento en las tierras altas de la Revolución de Mayo, volvieron a sublevarse las provincias altoperuanas, pero esta vez en Cochabamba, el 14 de septiembre; en Santa Cruz, el 24 del mismo mes; en Oruro, el 6 de octubre; y posteriormente en Potosí, el 10 de noviembre de ese año de 1810. Todos esos heroicos levantamientos reconocieron a la junta bonaerense como la suprema autoridad de la región.
La expedición del doctor Castelli tuvo éxito porque a su arribo al Alto Perú, recibió el apoyo de los chicheños. Con estos valientes montoneros, el Ejército auxiliar argentino triunfó en la batalla de Suipacha, el 7 de noviembre de 1810, que fue el primer hecho de armas importante que se libró en el Alto Perú durante la larga Guerra de la Independencia.
Suipacha tuvo como corolario además el glorioso encuentro de Aroma, donde el caudillo cochabambino Esteban Arze triunfó sobre las huestes realistas, acantonadas en el norte, el 14 de noviembre, y las obligó a cruzar el río Desaguadero y huir al Perú. Pero lamentablemente las fuerzas realistas, comandadas por el brigadier Manuel Goyeneche, derrotaron a los patriotas en la batalla de Guaqui, el 20 de junio de 1811, e invadieron estas tierras altas. Se puede decir que ese terrible combate determinó la independencia del Alto Perú de la jurisdicción argentina. Hubo otros tres ejércitos auxiliares argentinos, pero ninguno pudo mantenerse en el Alto Perú, porque las fuerzas realistas decidieron conservar con feroz tenacidad la riqueza argentífera de Potosí en sus manos.
Por las consecuencias que la Revolución de Mayo de 1810 tuvo para el Alto Perú, hoy Bolivia, es menester que los bolivianos la consideremos como una de nuestras fechas patrióticas más significativas. Cada 25 de mayo se deberían conmemorar conjuntamente las revoluciones de Charcas y de Buenos Aires, las cuales además estuvieron directamente relacionadas y se constituyeron en dos hitos fundamentales de la independencia hispanoamericana; la primera, por ser cuna de ella, y la segunda, por haberla consolidado definitivamente en una parte preponderante del continente americano.