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Tren bioceánico

En tiempos en los que la economía boliviana crece en promedio 5% al año, y en los que la redistribución de la riqueza, junto a nuevas oportunidades de negocio, ha abierto la posibilidad de que millones de bolivianos prosperen y dejen la línea de pobreza, parece redundante discutir acerca del impacto negativo de nuestra mediterraneidad sobre nuestra economía.

No obstante, incluso en condiciones de crecimiento económico sostenido y una amplia redistribución, nuestro país sufre la rémora de la mediterraneidad, y ese lastre ha sido estudiado y calificado hace más de diez años como el costo de la mediterraneidad por el prestigioso economista Ian Thomson, en un estudio elaborado para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Superar nuestra mediterraneidad es, por lo tanto, un imperativo.

Naturalmente, el Gobierno nacional está obligado a usar todos los instrumentos a su alcance para alcanzar este objetivo. La construcción de un tren bioceánico que arranque en Brasil, cruce nuestro país y desemboque en Perú es un importante paso para superar, al menos mínimamente, los costos de mediterraneidad.

De concretarse esta extensa red ferroviaria de 3.500 kilómetros de longitud en el continente, desde el puerto de Santos, en el Atlántico, hasta Ilo, en el Pacífico, se darían dos efectos de significativa importancia. Por un lado, Bolivia se constituiría en un eje integrador de las relaciones entre América del Sur y el Asia; y —por otro lado— el país empezaría a ejercer una presión real sobre Chile, con el que sostiene un centenario diferendo sobre el mar.

A pesar de que la economía China está desacelerando su ritmo de crecimiento, la configuración de las relaciones comerciales de América Latina está, hoy en día, mucho más orientada hacia el Oriente que hacia el Norte del planeta. Por lo tanto, la estructuración de redes de transporte que faciliten ese cambio de eje es de vital importancia para  el país y para la región; y en particular para el Brasil. El tren bioceánico juega un importante rol en ese aspecto.

Por otro lado, en consonancia con ese cambio de eje de las relaciones comerciales latinoamericanas, las naciones vecinas de Perú y Chile pueden considerarse como alternativas sustitutas para constituirse en la boca de integración entre Asia y Sudamérica. En este sentido, que Bolivia se alíe con el Perú no sería un hecho menor dentro de un panorama de presión geopolítica regional sobre Chile.

Finalmente, cabe destacar el importantísimo impacto que el tren bioceánico tendría para el transporte y el comercio entre oriente y occidente del país, proporcionando un servicio barato, poco contaminante y seguro. Si hay un proyecto de infraestructura que le cambiaría la cara al país, es éste.