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Declaración de Santa Cruz

La Declaración de Santa Cruz aprobada en la cumbre del G-77 es un éxito para la política exterior boliviana por varios aspectos: se ha universalizado el concepto “vivir bien en armonía con la Madre Tierra”, como paradigma alternativo al capitalismo y complementario al concepto del “desarrollo sostenible”. De más de 100 delegados que hicieron uso de la palabra, 54 hicieron referencia al concepto vivir bien y en armonía con la Madre Naturaleza, entre los que estuvo el secretario general de las Naciones Unidas, el señor Ban Ki-moon. Por primera vez en la historia de las relaciones internacionales, nuestro país promueve un concepto y pasa de simple actor pasivo a  jugar un rol activo y propositivo en un foro internacional.

La “Declaración de Santa Cruz” además ha incorporado conceptos como el ama sua, ama llulla y ama quella, que siendo esencia de la tradición moral de las civilizaciones precolombinas es parte integrante de la cultura boliviana. Se ha planteado la despenalización del acullico, logrando, por primera vez en un documento internacional, el reconocimiento de que la coca no es cocaína.

El documento, de 242 parágrafos, plantea mecanismos e instrumentos concretos para la integración comercial entre los países del sur, la transferencia tecnológica, la protección medioambiental, exigiendo que los países desarrollados asuman la responsabilidad histórica por el calentamiento global. La declaración sienta las bases de una plataforma común para la construcción de la agenda del desarrollo posterior a 2015, asumiendo como meta la erradicación de la pobreza hasta 2030.

Un otro aporte del país al documento es asumir que el acceso al agua es un derecho humano básico y obligación de los Estados garantizar su provisión para sus ciudadanos, ampliándose esta obligación a los demás servicios públicos. La Declaración  también se pronuncia sobre la situación especial de los países sin litoral marítimo, condición que afecta a su desarrollo y que debe ser asumido por la comunidad internacional como una preocupación general en el próximo decenio.

La riqueza de la Declaración de la Cumbre es un impulso que recibe el G-77 ampliando su bagaje cultural con la incorporación de conceptos provenientes de las civilizaciones precolombinas de nuestros países. Después de siglos de recibir conceptos y modelos eurocéntricos, la cumbre del 50º aniversario del G-77 asume un importante aporte teórico y conceptual desde Bolivia. Para la mentalidad de alasita de algunos opositores y “opinólogos”, la construcción y creación de ideas es un saludo a la bandera, ignorando que el mundo se transforma primero en el mundo de las ideas y luego en el de la realidad.