Industrialización para atacar la pobreza
La creación de fuentes laborales se logra impulsando la generación de productos con valor agregado
El objetivo principal de un Estado es dotar a todos sus habitantes de calidad de vida, existiendo índices económicos (IBES, IPR, PIB, etc.) y el acceso a servicios para su cuantificación. Un común denominador de los países del primer mundo con reducida deuda externa es la de tener una mínima tasa de desempleo, ya sea ésta estructural, cíclica, friccional o monetaria. El nombrar enemigo número uno a la pobreza es atacar frontalmente al desempleo, siendo ésta una misión compleja en la que hay que tomar en cuenta muchos factores estatales, privados, nacionales, internacionales, etc.
La inversión pública es uno de los factores gravitacionales para la creación de fuentes laborales, y un claro ejemplo de ello son los más de $us 1.800 millones a ser ejecutados entre 2013 y 2014 en la industrialización de los hidrocarburos. En el pico más alto de la etapa de construcción de las diferentes plantas se necesitarán más de 7.400 trabajadores, y en la etapa de operación se crearán al menos 550 empleos directos.
La masificación de las fuentes laborales se consigue fortaleciendo la cadena industrializadora de generación de productos con valor agregado. Por ejemplo, en una planta petroquímica de tercera generación se logran garantizar cinco veces más empleos que en la petroquímica de primera generación, esto debido a la necesidad de una baja inversión de capital y a la reducción del nivel de capacitación de los recursos humanos. Para complementar la anterior comparación, a modo de ejemplo cabe señalar que en la operación de la planta Separadora de Río Grande de YPFB se necesitan al menos 100 personas capacitadas, siendo ésta una planta de $us 183,7 millones; y en el caso de la planta de tuberías y accesorios para redes de gas natural de la EBIH, con una inversión de $us 14,4 millones, serán necesarias más de 60 personas.
Lo antes mencionado hace que sea importante continuar con todos los eslabones de la cadena industrializadora, desde la producción de materia prima (ej. polipropileno) hasta su procesamiento (ej. autopartes). La necesidad de capacitación para procesos industrializadores también impulsa la generación de nuevas oportunidades laborales para las empresas (YPFB, EBIH, Epecistas, contratistas, fiscalizadores, etc.). Siendo esta capacitación en su mayoría de carácter técnico, valorándose estudios de posgrado como maestrías y doctorados.
Hay proyectos inherentes a los procesos industrializadores que generan empleos indirectos, por ejemplo, aquellos que contribuyen al traslado de productos terminados con valor agregado, vía terrestre, hídrica o férrea. Este último caso se dará en la comercialización de urea hacia Brasil y Argentina, estando en la construcción operación y mantenimiento de vías de transporte, la creación de un efecto multiplicador a nivel económico.
La industrialización tiene el fin de generar una mayor valor agregado a los recursos naturales, al remplazar la venta de materia prima, lo que finalmente representa mayores ingresos para el Tesoro General de la Nación, con el fin de luchar contra la pobreza, a través de una mayor inversión en educación, salud y acceso a servicios básicos.