Emergencia humanitaria en EEUU
La raíz de esta crisis humanitaria deviene por las imposiciones estadounidenses a esos pueblos
A causa del rumor convertido en mito de que los menores de edad tienen ventajas migratorias en Estados Unidos, una marea de niños centroamericanos ha empezado a cruzar la frontera sur de ese país. La realidad que los impulsa a hacerlo es sentirse atrapados en sus naciones, entre la violencia de las pandillas y la crueldad de la miseria. Ante esa combinación de circunstancias, deciden arriesgar sus vidas viajando solos desde sus pueblos para atravesar México y cruzar a Estados Unidos. Sufren toda clase de abusos de las pandillas que viven de la extorsión en el recorrido del tren de carga llamado La Bestia, y los afortunados que logran cruzar el muro fronterizo son capturados de inmediato.
No solo el rumor de ventaja migratoria para los menores es falso, sino que además las leyes no reconocen la persecución de las pandillas como razón válida para acceder al estatus de refugiado. Tan dramática se ha tornado la situación, que activistas han pedido a Naciones Unidas que declare una crisis de emergencia humanitaria en esa frontera.
El viernes 19 de junio de 2014, un grupo de 61 representantes del Partido Demócrata envió al presidente Obama una carta pidiendo fondos adicionales para ayudar a El Salvador, Guatemala y Honduras a atender el problema de esta migración infantil. La carta explica que solo en los primeros ocho meses de 2014 se arrestaron en territorio estadounidense 47.107 niños, de los cuales 73% eran de los mencionados tres países, y el 25% de México.
Los parlamentarios sostienen que la simple captura y deportación de esos niños no es una solución al conflicto. Plantean que el dinero adicional sea utilizado para solucionar de raíz el problema en los países de origen. Sin embargo, es cuestionable lo que identifican como raíz del problema. Piden que programas del Departamento de Estado y de la Agencia de EEUU para el Desarrollo Internacional (Usaid) inviertan en las áreas de desarrollo económico, prevención de pandillas juveniles, y reintegración de los menores deportados en El Salvador, Honduras y Guatemala. ¿Cuál es entonces la raíz del problema en esos pueblos?
Se trata de tres países eminentemente agricultores, con tratados de libre comercio con Estados Unidos, a los cuales esta potencia mundial les impuso gobiernos, leyes y modelos productivos tan abusivos que los redujeron a territorios bananeros y cafetaleros de las corporaciones transnacionales estadounidenses. Más ayuda para el desarrollo económico a través de las mismas instituciones que intervinieron allí para crear las actuales condiciones, y bajo el mismo modelo productivo abusivo, podría significar, simplemente, más producción para las corporaciones transnacionales y la misma explotación para el campesino que les hace el trabajo.
Tratándose de una emergencia humanitaria, aplaudo la iniciativa de los demócratas en oposición a la simple represión y deportación planteada por los republicanos. Sin embargo, sugiero que Estados Unidos esta vez proporcione la asistencia sin usar este pretexto para intervenir políticamente en esos países en favor de la derecha. La verdadera raíz de esta crisis humanitaria se remonta a la historia de las imposiciones estadounidenses a esos pueblos. Por eso, para solucionar el problema de raíz, Estados Unidos debiera empezar por dejar de boicotear a los gobiernos nacionalistas, para que éstos puedan hacer verdaderas reformas agrarias que le devuelvan la tierra al campesino, y le permitan organizarse productivamente en un nuevo modelo productivo más incluyente y justo.
Creo que si se toma en cuenta la verdadera raíz del problema, más que ayuda, esos pueblos necesitan justicia: recuperar la soberanía sobre sus territorios y gobiernos para poder construir condiciones de vida más dignas para sus presentes y futuras generaciones.