Fondos buitre
Esta crisis debería llamar la atención de quienes promueven el endeudamiento de los países
El reciente fallo emitido por una corte de justicia de Nueva York, a cargo del juez Thomas Griesa, que favorece a un grupo de fondos de inversión de capitales de riesgo que adquirieron bonos de deuda pública no reestructurada emitidos por el Gobierno de Argentina, puede provocar un nuevo remezón en la frágil y volátil condición del sistema financiero internacional.
La situación resulta del todo delicada, porque esta controversia legal y financiera entre un país soberano y el grupo de inversores que tienen un carácter especulativo puede provocar a la nación argentina una declaratoria de morosidad, y como consecuencia, una quiebra técnica por el incumplimiento de pago a las obligaciones contraídas. Aspecto que implicaría dos efectos casi inmediatos: una degradación en la calificación de riesgo y la generación de una barrera a la entrada de capitales e inversiones.
El aspecto que debe llamar a la reflexión sobre este caso a todos los actores participantes en los mercados financieros es la tolerancia que se tiene en relación a la existencia y permisividad de operación de este tipo de inversionistas que adquieren títulos soberanos de deuda al 1% de su valor, y luego con argucias judiciales y procesos legales dudosos en cortes extraterritoriales al país logran el pago del 100%. Esta forma de estructurar el negocio efectivamente conlleva una actitud de carroñero, tal como en el mundo salvaje actúa un buitre, la diferencia en favor de esta ave de rapiña es que actúa por instinto, pero los inversionistas/especuladores lo hacen conscientemente, guiados por la avaricia.
Nuevamente el mundo es testigo del peligro que los especuladores pueden generar al bienestar de la humanidad. Hoy es Argentina, ayer fue Perú y mañana puede ser España, Grecia, Italia y tantos otros países que mantienen en los mercados bonos de deuda con los carroñeros financieros, quienes pretenderán someter a sus presas con acciones oscuras y poco éticas, embargando sus cuentas, fragatas y, por qué no, monumentos.
Independientemente de quién o a qué país le pase la desgracia de caer en las garras de los buitres financieros, es momento de establecer reglas claras y poner límites a los tipos de instrumentos de inversión que se estructuran. Puesto que, una vez que se trascienden los códigos de ética en los negocios y se pisotean los valores para la realización de transacciones justas, es altamente probable que empiecen a suceder situaciones como las que enfrenta la Argentina.
Finalmente, la crisis que actualmente atraviesa el país vecino debería llamar la atención de quienes, interna o externamente, promueven el endeudamiento de las naciones. En efecto, a la luz de esta experiencia deberían ser cautos y responsables, de lo contrario serán las generaciones futuras las que tendrán buitres financieros revoloteando sobre sus cabezas.