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Un censo, tres resultados

En enero de 2013 el presidente Morales anunció que Bolivia tenía 10.389.913 habitantes, según datos del Censo 2012. En julio de ese mismo año, la Ministra de Planificación indicó que los anteriores resultados eran preliminares, y que los definitivos daban cuenta de una población de 10.027.254. Con esos datos, que se suponía eran oficiales y definitivos, se determinó el factor de distribución de los recursos de coparticipación tributaria y los impuestos a los hidrocarburos; además, se utilizaron para distribuir los escaños parlamentarios y las circunscripciones para los candidatos uninominales. No obstante, para sorpresa de todos, el volumen poblacional del país nuevamente fue alterado y la cifra “final”, dada el 1 de julio, fue de 10.059.856 habitantes (32.602 más). Un mismo censo con tres resultados.

Este ajuste fue elaborado por el INE luego de una comparación entre la base de datos digital y las boletas censales, a raíz de una serie de observaciones planteadas por autoridades municipales, dirigentes de comunidades y organizaciones sociales. ¡Eso es definitivamente insólito! En ningún censo anterior se ha procedido de esta manera. Esto demuestra, entre otras cosas, que el mismo INE no cree en la cartografía que construyó para el Censo 2012. Esa es la principal razón por la que muchos afirmamos que el del 2012 es un censo fallido, en tanto fue implementado con una cartografía incompleta, lo que afecta significativamente la cobertura poblacional. A eso se añade la obstinación de la Ministra de Planificación para no realizar una encuesta de omisión censal. Por ello, nunca sabremos el número exacto de habitantes estimado por el operativo censal de 2012.

Esta última modificación demográfica, mediante la atención a solicitudes, se ampara en el Art. 24 de la CPE relativa a la petición que tiene todo boliviano de cuestionar datos oficiales y obtener una respuesta. ¿Por qué este mismo derecho no fue respetado cuando el colectivo de la Ruta del Censo formuló varias solicitudes formales sobre temas de preocupación en las etapas precensales, censales y poscensales?

Se ha querido minimizar este pequeño aumento de 32.602 habitantes (cifra que para tener una idea de su relevancia representa aproximadamente la población de los municipios de Villazón, Villamontes o Guayaramerín), indicando que no tendrá efectos en la distribución de escaños ni en las circunscripciones. ¿De ser cierto esto, cuál es el verdadero sentido para modificar el techo poblacional del país y de los departamentos? Definitivamente ni el actual director del INE, que tuvo una experiencia exitosa en la dirección del Censo 2001, ni ningún experto del Centro Latinoamericano de Demografía (Celade), salvará el operativo censal de 2012. Y lo más grave es que se ha puesto en profunda duda la credibilidad de nuestro Instituto Nacional de Estadística.