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Metáforas de julio

El recordar frases como “en La Paz las estrellas miran hacia abajo” o en su caso “La Paz es la ciudad que se encuentra más cerca del firmamento” son algunas de las apreciaciones que los escritores y poetas han legado en distintos escritos de su historia. Y, como es de esperar, otras tantas nacieron por el afecto de la ciudadanía a esta urbe.

Así, la mezcla de unas y otras frases, además de contar con una nueva carga de significación, renace cada año en el mes de julio y es reapropiada en momentos en que se realizan los homenajes a la ciudad, especialmente cuando se inauguran obras. Los discursos van acompañados de metáforas, las cuales forman parte de un lenguaje retórico y poético que no solo busca redescubrir la historia de esta urbe, sino (en algunos casos) incluso reinventarla.

El festejo a la ciudad es una práctica que tiene lugar en varias urbes del planeta. Tanto es así que muchas presentan cada año nuevas formas de engalanar y alegrar a la ciudadanía, por ejemplo, con grandes eventos de carácter internacional en los que no faltan los escritores y poetas que acompañan con júbilo y son testigos de las importantes producciones culturales de esas sociedades. Otras, en cambio, prefieren que la población toda se divierta en cierto sector de la ciudad, ya que el evento es pensado para adultos, niños y jóvenes. No cabe duda de que aquello se convierte en una situación efervescente y propicia para extraer sensaciones y entusiastas apreciaciones de las cuales nacen metáforas. De esa manera se descubre que “en cualquier sitio se encuentra una metáfora escondida”, como afirma J.L. Borges.

La Paz también se esmera, unos años con más entusiasmo que otros,  a la hora de festejar su aniversario. No falta la verbena anual, muy esperada y apreciada por una parte de la población. El disfrute de los distintos eventos es tan grande esa noche que no deja de asombrar, tanto por las emociones que produce como por las declaraciones de amor por la ciudad que se observa. Si bien el percibir aquello sorprende, no cabe duda de que esto se empaña por el alcohol en exceso. Los resultados poco agradables se observan en las primeras horas del 17 de julio,  y denotan la necesidad de crear límites al respecto.

Independientemente de todo ello, La Paz debe comenzar a ver un futuro ya no solo acompañado de buenas intenciones, sino de importantes decisiones y propuestas urbanas. No nos referimos a la destrucción para la reconstrucción, sino a la búsqueda de ideas creativas que abran el futuro de La Paz y busquen nuevos lugares para un crecimiento serio. Es más que evidente que esta urbe requiere de grandes saltos para ver un nuevo horizonte; pasos sabios y valientes empapados de realidades que dejen de ser solo planes. Así nacieron las grandes ciudades, posiblemente porque la mirada que las acompañaba decidió pensar “más” y también “más allá”.

Las metáforas, cuando son vivas y creativas, exigen nuevas y distintas revelaciones no solo porque estimulan la imaginación, como opina Borges, sino porque transportan “sentido”. En el caso de la urbe paceña, no debe faltar la crítica interna en los responsables de construir la ciudad, el apoyo externo de la población, y la realidad que exige abrir las fronteras espaciales, incluso atravesando cerros. Así comenzó seguramente su construcción hace más de 400 años.