Varones, paridad es ahora
Estas listas, con paridad y alternancia, constituyen en sí mismas un sustantivo avance democrático
Este domingo se conocerán las listas de las candidaturas presentadas por las organizaciones políticas para las elecciones de octubre. Más allá de las especulaciones mediáticas (“listas preliminares”) y de las disputas, presiones y vetos, estas listas constituyen en sí mismas un sustantivo avance democrático: por primera vez habrá tantas candidatas mujeres como candidatos varones. Y ese 50 y 50 hay que celebrarlo. #ParidadEsAhora.
¿50 y 50? ¿Paridad es ahora? Un dato revelador de la definición/negociación de listas ha sido la dificultad de los partidos políticos y alianzas, con diferencias, pero sin excepción, para cumplir la paridad y alternancia de género. Los varones de la política y el poder, acostumbrados a situar la participación política de la mujer en los márgenes, se vieron ante la obligación-desafío de asumir algo que habían negado sistemáticamente: la titularidad de las mujeres.
Claro que el cumplimiento del 50 y 50 no estuvo exento de falacias. Es como si el indetenible avance de las mujeres en la exigencia de derechos (como la participación política igualitaria) tuviese al frente hombrecitos anclados en “argumentos” de hace dos décadas, cuando se oponían a las cuotas. Qué decían/dicen los hombrecitos: “Las mujeres no están preparadas”. Pero están. “Ah bueno, entonces que se ganen su candidatura”. Pero los partidos no las dejan. “Ah caramba, la culpa es de ellas”. Veamos estas tres recicladas falacias. ¿Están preparadas las mujeres, son capaces, para asumir puestos de representación política? Y los varones, que han (mal) gobernado durante siglos, ¿lo están? La primera falacia es creer que los hombres solo tienen que acreditar su existencia para ser candidatos, en cambio las mujeres necesitan demostrar sobrada capacidad y experiencia. Y disponibilidad plena, claro. Cuidadito no hagan bien su trabajo en el espacio público por atender “sus” tareas en casa.
Cuando se demuestra que sí, señor, hay mujeres tan o más capacitadas que sus pares varones para asumir responsabilidades en los órganos públicos, se activa la siguiente falacia: como son tan buenazas, entonces no necesitan cuotas ni paridad ni alternancia para ser candidatas. ¡Que compitan! Lo que no dicen es que los partidos políticos (y las organizaciones sindicales, etcétera) siguen siendo territorios de la falocracia: varones dueños, jefes, dirigentes, candidatos… Así no hay “competencia” posible.
Mujeres preparadas (“listas para las listas”), partidos excluyentes. Cuando se evidencia que la participación política de las mujeres y su acceso a espacios de poder están más o menos cercenados por aparatos desde siempre controlados por varones, surge la tercera falacia: las culpables son ellas, que “no quieren”, o no pueden, ser candidatas. ¡Qué tal! Falta que digan que las mujeres/mamás son más felices como “jefas de hogar” que disputando las opacas arenas de la política institucional.
La buena noticia es que allende falacias y otros límites (el cien por ciento de candidatos presidenciales son varones, todavía), hoy tendremos listas igualitarias para el Senado y Diputados. Este dato democrático expresa voluntad de inclusión en unos casos, razones instrumentales en otros, obligatoriedad de la norma. No ha sido fácil. Ni un regalo. Las listas con paridad y alternancia (hoy constitucionalizadas) son el resultado de muchas luchas de las mujeres (que hace apenas seis décadas no podían votar).
Claro que con listas igualitarias el reto electoral apenas comienza. En la agenda de campaña los temas (y el enfoque) de género siguen siendo marginales. La agenda mediática, tanto informativa como de opinión, está muy lejos de ser paritaria. Los varones candidatos tienen preferencia en la distribución de recursos para la propaganda. No pocas mujeres son forzadas a renunciar luego de ser postuladas… Y así. La conquista del derecho viene acompañada de la vigilancia para su ejercicio. No mañana, no nunca: #ParidadEsAhora.