La cumbre de los BRICS
En esta última cumbre, los BRICS no se ahorraron palabras para dar su mensaje al mundo.
Los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) acaban de realizar una cumbre hace pocos días en Fortaleza, Brasil. Varios presidentes sudamericanos (incluyendo, por supuesto, a Evo Morales) estuvieron presentes para establecer reuniones bilaterales. El evento fue un campo más que fructífero para establecer relaciones sur-sur (entendiendo por “norte” a EEUU y a sus obsecuentes aliados).
La cumbre anual de los BRICS este 2014 se enmarcó en una histórica visita de Vladimir Putin a Latinoamérica. En unos pocos días, el Presidente ruso visitó Cuba, Nicaragua (que originalmente no figuraba en sus planes), Argentina y Brasil. Otro referente contextual de la visita de Putin a lo que antiguamente se consideraba como el patio trasero de EEUU (aunque para muchos nostálgicos derechistas estadounidenses seguimos en esa condición), es el momento político: justo cuando la situación en el este de Ucrania está tan candente que quema; cuando EEUU estableció nuevas sanciones en contra de Rusia por su participación en el conflicto ucraniano y cuando la Unión Europea se apresta a seguir los pasos de EEUU, con nuevas sanciones contra Rusia. Putin fue, pues, un protagonista privilegiado de esta última cumbre. Incluso nuestro presidente tuvo como uno de los principales propósitos de su viaje contactarse con su par ruso.
En este último encuentro, los BRICS no se ahorraron palabras para dar su mensaje al mundo. El mensaje más fuerte ha sido, sin duda, el de la creación de su banco mundial paralelo: el Banco de Desarrollo de los BRICS, que nace con 100.000 millones de dólares. Paralelamente crearon su propio fondo monetario internacional, su Fondo de Reserva de Emergencias. No es poca cosa. Se trata de un grupo de países que controla algo más de un cuarto del PIB mundial. Y ese fondo de reservas tiene un objetivo en mente: protegerse de las contingencias de un dólar que cada vez se ve más frágil.
Pero los BRICS se consideran ya un bloque ascendente en su capacidad de establecer alianzas políticas de alcance global, no solo una sigla que abarca un conjunto de economías emergentes. Por ello también han manifestado su opinión con relación a los asuntos de seguridad global: han condenado las sanciones en contra de Rusia; se han pronunciado asertivamente a favor de un Estado palestino económica y financieramente viable; y han condenado la consuetudinaria costumbre, reñida con el derecho internacional, de las conocidas intervenciones unilaterales y las imposiciones de sanciones en contra de Estados soberanos. En otras palabras: no derroquen presidentes a su antojo.
Paralelamente, Putin lanzó un par de iniciativas para establecer mecanismos de cooperación en materia energética. Tampoco es poca cosa, considerando que se trata de un bloque que incorpora al segundo mayor productor de crudo (Rusia) y a China e India, dos potencias emergentes sedientas de petróleo, cuya demanda combinada de energía se estima en algo más del 15% mundial. De cooperación militar se habló casi nada en público, pero es más que interesante destacar que Rusia vino a América Latina a impulsar el uso de su sistema de geolocalización Glonass, que viene a ser la competencia del estadounidense GPS. Argentina, Cuba y Nicaragua ya tienen previsto implementar el sistema. Rusia propuso que todos los BRICS lo adopten. Entre ellos India ya lo adoptó luego de que EEUU desactivara el GPS cuando estaban probando un misil supersónico. Se vienen tiempos interesantes, con estos nuevos/viejos jugadores en el tablero global.