En las últimas semanas el ébola, enfermedad que hoy por hoy no puede ser curada, ha cobrado importancia en todo el mundo, por un nuevo brote en África occidental que hasta ahora ha segado la vida de un millar de personas.
El Ministerio de Salud anunció que ya ha puesto en marcha las primeras medidas de un plan de contingencia para impedir su propagación en el país, con la capacitación de personal de salud y de las terminales aéreas para identificar a los posibles portadores de este virus y cómo reaccionar ante un caso positivo.
Estas medidas, sin embargo, podrían resultar insuficientes para contener este mal en caso de que llegue al país, más aún tomando en cuenta que la OMS ha reconocido que ninguna de las actuaciones convencionales (aislamiento, prevención de nuevas infecciones, control de los contactos) puestas en marcha en los cuatro países más afectados por la epidemia no están funcionando.
De todas maneras, este ejercicio de contención, que pretende establecer protocolos para tratar enfermedades infecciosas, debe ser no solo bienvenido sino también mejorado, con el establecimiento de unidades especializadas, ya que estas estrategias constituyen la mejor opción que tiene un Estado para contrarrestar brotes víricos de esta naturaleza.