Así de claro
La mujer ‘complicada’ es aquella que intenta salir del círculo de la violencia física, sexual y económica
Dicen que las mujeres son “complicadas” y por eso deben ser puestas en su lugar. Dicen que son masoquistas y por eso se “hacen pegar”. Dicen que no saben comportarse, usan cierto tipo de vestimenta y tienen cierto tipo de actitudes que las hacen “objeto de los conflictos que se producen”.
Los conflictos que se producen (hemos de llamarlos por su verdadero nombre) son lapos, puñetazos, insultos y patadas; son nalgadas, metidas de mano, humillaciones y violaciones; son asfixias, cuchilladas, disparos y traumatismos craneoencefálicos.
Para evitar ser golpeada, manoseada o violada, la mujer debe, entonces, “aprender a comportarse”. Debe evitar “cierto tipo de actitudes”: no acercarse al Alcalde cruceño, no demandar por violencia doméstica o asistencia familiar al exmarido diputado, no beber jamás en un evento social en una repartición pública en Sucre, no pretender ejercer la función de concejala, no estacionar su vehículo en un parqueo público de Santa Cruz, no pedir un vaso de agua en una estación policial, no vestir nada que pueda resultar provocativo, no denunciar los golpes ni las humillaciones, no tomar un minibús de madrugada (tampoco un taxi, y menos caminar ¿a quién se le ocurre?)… Para mayor seguridad: no salir nunca de casa. Y ya que está en la casa todo el día y por tanto “no hace nada”, la mujercita debe entonces ocuparse de lavar, planchar, cocinar, criar a los niños y así cumplir con su única y sacrosanta función verdadera.
La mujer “complicada” es aquella que no acepta esta pedagogía, se defiende y no se calla; la que intenta salir del círculo de la violencia física, sexual, psicológica y económica; la que reclama y, por tanto, se convierte en una amenaza no solamente para su marido violento, sino también para el patrón de ambos: señor de vidas y haciendas, con derecho a intervenir en la vida privada de sus empleados al punto de ordenarles los términos de su divorcio.
La mujer complicada no se deja callar, humillar, manipular ni doblegar por la amenaza de muerte, la amenaza de despido o la amenaza de “amistad”. Por eso, las mujeres complicadas son las que más peligro corren y las que se merecen toda nuestra solidaridad. Así de claro.