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Ciudad maravillosa

La Paz está postulada a ser una de las siete ciudades maravillosas, en un evento patrocinado por una institución suiza que después de una larga selección que empezó con 1.200 urbes, nos ubicó entre las 21 ciudades más maravillosas del planeta. En las siguientes etapas debemos ubicarnos entre las 14 y después entre las siete ciudades finalistas. Una difícil competencia, conociendo el valor de las otras candidatas y un honor haber llegado a esta instancia. Pero La Paz debe ir por más. Nos falta un pelín.

Una incongruencia nuestra en este certamen que debemos recordar es que de inicio no fuimos postulados por ninguna institución ni persona de esta ciudad. Nos postuló un fotógrafo europeo que se enamoró de La Paz años atrás. Vaya suerte, gracias a él llegamos, sin querer queriendo, a un sitial nada despreciable.

Para convocar al voto ciudadano (vía internet al sitio www.votaporlapaz.com) debemos zanjar algunos conceptos con los “estetas” del pueblo, sobre la categoría de maravillosa.

Debo mencionar que, según el diccionario y san Google, se define como maravilloso a un evento extraordinario, a algo asombroso y siempre sorprendente. No se refiere a la categoría de bella o hermosa que, aplicado a las ciudades, son motivo de infinitas discusiones y permiten a algunos acomplejados paceños y paceñas con bajísima autoestima, comparar esta ciudad con Santiago, París o Barcelona. No, no se puede ni se deben comparar esas experiencias urbanas, porque somos extraordinarios y únicos en dos dimensiones que pasaré a rememorar.

Primero, nuestro maravilloso sitio, nuestra portentosa geografía y nuestra imponente topografía que está situada en tales cotas de altitud (3.300 a 4.000 m.s.n.m.) que solo pueden equipararnos algunas ciudades tibetanas. Vivimos en un valle andino que más parece un enorme nido de cóndores, de bellas quebradas y  montañas, bañadas por la luz solar más hiriente del mundo y en la atmósfera más enrarecida posible. Aquí, en las faldas de un nevado único, el  Illimani, donde pocos se atrevieron a llegar, decidimos construir una ciudad que impresiona a propios y extraños ni bien se llega a la Ceja.

Segundo, somos la ciudad con mayor población indígena de todo el continente, y gracias a la pervivencia de sus valores ancestrales, se han enriquecido las expresiones culturales de esta ciudad en todo sentido: música, danza, ritos, ferias, comida, arte popular, formas arquitectónicas, vestimenta, etc. Somos una sociedad urbana pluri-multi que circula en las calles como símbolos culturales, con referentes tan idiosincráticos como nuestra cholita paceña; y aquí me detengo por falta de espacio. Por ello y mucho más, vota por La Paz.