¿Independientes?
Tengo sobradas razones para poder afirmar que los medios de prensa imparciales no existen
Para ser independiente en periodismo hay que tener otro trabajo del que comer”, decía Gervasio Sánchez, fotoperiodista argentino especializado en conflictos bélicos.
Claro, solo así uno tiene la libertad de cuestionar, fiscalizar e interpelar al poder para que nadie te amenace con cortarte la publicidad para silenciarte. Causa gracia y vergüenza ajena cuando algunos medios y periodistas se muestran como “imparciales, independientes y objetivos”, y reclaman publicidad estatal.
Trabajé en cuatro periódicos (Última Hora, Presencia, La Prensa y La Razón), experiencia que me da sobradas razones para afirmar que los medios de prensa imparciales, independientes y objetivos no existen.
Sería largo contar las huelgas en Ultima Hora por la manipulación de las noticias a favor de una alcaldesa, o los paros en La Prensa cuando se cambiaban titulares a favor de Goni. Peor fue ver las tapas naranjas del matutino Hoy cuando su propietario era el mirista Samuel Doria Medina. Ni pensar en el primer dueño de La Razón, Raúl Garáfulic, quien se enfrentó al alcalde Germán Monroy (Chaza) por los terrenos de Auquisamaña. No voy a cansarlos con eso, pero pruebas existen de la “independencia” de los medios. No obstante, está claro como el agua que la propiedad de los medios define su independencia.
Antes, uno era un periodista digno cuando no se subía a un vehículo oficial y llegaba a un acto con sus propios medios. Mejor si en el acto no comías nada. Entonces nadie te podía decir que solo fuiste a cubrir por comer. Hoy, los organizadores primero piensan en comida y bebidas para los periodistas.
Un medio solo puede ser independiente si no depende de las principales fuentes del poder; mejor si no hay publicidad estatal para que nadie “dicte” los titulares o haya intocables. Hoy veo llorar a exdirectores reclamando por la publicidad estatal. Están ofendidos porque su libertad de expresión está en riesgo y porque la empresa no tiene ingresos. Nada más falso en la historia de la economía de los medios que supieron sobrevivir con inteligencia y honestidad.
Para colmo, la pasada semana la ministra de Comunicación, Amanda Dávila, dijo que el canal estatal es “totalmente independiente y autónomo” por ser una empresa estratégica, y que desconocía incluso quiénes dirigían el canal a excepción de su gerente. Bolivia no tiene medios estatales, lo que siempre hubo son medios al servicio del gobierno de turno, y ahora no es la excepción. El día en que el país tenga medios con políticas estatales al servicio del pueblo sabremos que son de propiedad de todos los bolivianos. Entretanto, los independientes sigan con el cuento del tío.