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Encuentro de dos mundos

En el presente mes se conmemora un nuevo aniversario del descubrimiento de América, extraordinaria hazaña realizada el 12 de octubre de 1492 por el almirante don Cristóbal Colón. Se puede afirmar que este acontecimiento fue quizás el más importante de los últimos mil años.

Ahora bien, en cuanto al término  “descubrimiento de América”, sabemos que en los países latinoamericanos ha sido cuestionado, porque se ha alegado que Colón y sus seguidores no habían llegado a tierras pobladas por salvajes, sino que existieron en esa época grandes culturas en este continente. Por esta causa y con el fin de superar susceptibilidades entre españoles y americanos, se creó un nuevo concepto que reemplazaría al de descubrimiento: el “Encuentro de dos mundos”.  Sin embargo, no solo hubo un encuentro de dos culturas, sino también una unión de la cultura peninsular con las nativas.

De este modo, España creó en este continente un nuevo hombre, ni europeo ni indígena, sino un verdadero hombre americano. Y ello se produjo porque para la Corona española, el indio americano era hijo de Dios y, por tanto, no podía ser esclavizado. Además, hay un aspecto muy digno de destacar: durante la Colonia, la Corona española reconoció y respetó las clases sociales entre la población indígena (curacas, caciques, indios notables etc.). Por este motivo, cuando hubo levantamientos indígenas como el de José Gabriel Cóndor Canqui, muchos de los caciques de la zona del Cuzco lo rechazaron, y combatieron a favor del régimen colonial. Lo mismo sucedió durante la guerra de la independencia, cuando los  caciques Pumacahua y Manuel Choquehuanca colaboraron con los realistas y entraron a La Paz con gran violencia, aplastando todo conato libertador en dicha ciudad.

Existe, empero, una acusación fuerte a la dominación española por haber implantado la  mita. Se cree que este sistema diezmó a los indígenas en el Perú y en el Alto Perú. Pero eso es falso. Fue precisamente la mita lo que determinó el poblamiento del Alto Perú. Además, este régimen no era una invención española, sino de los incas. Estos obligaban a los jóvenes del imperio incaico a servir por siete años, ya sea en el ejército, en las construcciones de vías o en las minas.

  Pues bien, el virrey Toledo determinó aplicar la mita en la explotación minera de Potosí y después también en las minas de Oruro. Obligaba a los jóvenes del bajo Perú a trasladarse al Alto Perú para trabajar en las minas por siete años. No obstante, al contrario del régimen inca, Toledo y sus sucesores impidieron que los indígenas retornaran a sus tierras de origen. Este aspecto es el que hacía insufrible la mita para los indios. Pero eso lo efectuaron porque cuando los conquistadores llegaron al Alto Perú observaron que aquí había extensas zonas muy despobladas. En verdad solo una parte del altiplano estaba habitado por aimaras; el resto de nuestro territorio se encontraba casi desértico.   

En consecuencia, cuando los indígenas habían cumplido los siete años de servicio en las minas, las autoridades españolas les entregaban tierras laborables en el Alto Perú. Así se poblaron los hermosos valles de Potosí, de Chuquisaca y, sobre todo, de Cochabamba, la tierra amada por el virrey Toledo. Y la producción agropecuaria debía precisamente alimentar a los trabajadores de las minas. Es por ello que en la actual Bolivia hay mucho más quechuas que aimaras.  Y estos quechuas no son originarios de nuestro país, sino que sus antepasados vinieron del bajo Perú por medio de la mita.

Cabe señalar por último que si hubo una violenta invasión del continente, también existió la parte positiva de la conquista española. Como se dijo anteriormente, ésta consistió principalmente en la creación del nuevo hombre americano, fruto de  la mezcla del europeo con las razas nativas; pero también cabe destacar la gran cultura mestiza colonial, la generalización de la hermosa lengua castellana que sirve para vincular a gran parte de los hombres que viven al sur del Río Grande; y, por último, la introducción del cristianismo, y con él, la obligación de solidarizarse con sus semejantes y de respetar y dignificar a la mujer.