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Bolivia, ¿cuál es su destino?

Durante la campaña electoral, el Gobierno nos inculcó la idea de que su propuesta está basada en que Bolivia será el centro energético de la región. Lo que significa que trataremos de exportar la mayor cantidad de gas y de recursos energéticos posibles a los países de toda la región, que desean estos recursos para lograr su propio desarrollo, por lo que podríamos preguntarnos si después de exportar existirán todavía suficientes recursos energéticos en Bolivia como para lograr el desarrollo y la industrialización de nuestro país. Sin querer oponernos a esta idea, pensamos que el destino de Bolivia debería ser el centro financiero y empresarial de América Latina mucho más que ser el centro energético de la región, pues esta segunda alternativa transformaría a nuestro país en monoproductor y monoexportador, hasta llevarlo en algún momento a una crisis tal como sucedió con Venezuela.

Al dejar el gas y los recursos energéticos para Bolivia éstos servirían en primera instancia para el desarrollo de Bolivia y la salida de la pobreza de todos los bolivianos. Y eso se logrará no cuando Bolivia sea el centro energético de Sudamérica, lo cual aumentaría nuestra dependencia con relación al exterior, sino cuando el país sea el centro financiero y empresarial de América Latina, tal como explicamos en un libro recientemente publicado y presentado con el auspicio de la Vicepresidencia del Estado.

En ese documento presentamos un cálculo que estima que se podría lograr para el país un PIB aproximado de 2 billones de dólares (2.000.000.000.000) con la implementación de un proyecto que convierta a Bolivia en el centro financiero de la región. Con estos ingresos cada uno de los bolivianos sería entre 10 y 100 veces más ricos que los actuales niveles de riqueza, pudiendo contar el Estado con recursos multimillonarios para el financiamiento de sus proyectos de infraestructura y la entrega de bonos a los más necesitados.

Si bien a muchas autoridades del actual Gobierno esta idea les parece fabulosa y extraordinaria, otros la han desahuciado porque no conocen con profundidad la envergadura de esta iniciativa ni sus mecanismos ni estrategias, y únicamente se contentan con argumentar que la banca privada internacional en el país sería especulativa y con residencia temporal.  No obstante, si brindamos la seguridad jurídica y las condiciones de infraestructura para la inversión extranjera, podemos garantizar que la implantación de la banca extranjera será permanente y definitiva o cooperará en toda su dimensión al desarrollo del país.

La riqueza de Bolivia es para los bolivianos y no para exportarla. Si el Gobierno no se interesa en esta idea, que deje a los privados hacer lo que ellos no quieren hacer como Estado. Desde ya deberían reconocer a mi favor los derechos de autor por ser la primera en traer al país la idea de hacer de Bolivia el centro financiero de la región, con capitales que provengan de todo el planeta, y que después transformaron en centro energético. Se debe lograr una mayor integración entre los bolivianos, privados y estatales, pobres y los que tienen más. Sin querer ir en contradicción con la idea del Gobierno, asegurémonos de que existirán los suficientes recursos energéticos para nuestro desarrollo y solo los excedentes podrán ser exportados al resto de la región.