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Ébola, pobreza y algunas dudas

Cuando un tema, en este caso una enfermedad como es la fiebre hemorrágica ébola (EHF por sus siglas en inglés), es tratado por la media internacional, me preocupa porque le dan demasiada publicidad pero poca información. Por tanto, lo mejor es tratar de investigar un poco más allá de las apariencias, y lo primero que encuentro es un artículo de Rosa Moro, (http://africaenmente.blogspot.com.es) que convalida mi primera apreciación: que el ébola, vaya descubrimiento, es una enfermedad relacionada con la pobreza en África, pero focalizada en tres países: Liberia, Guinea y Sierra Leona. Estos países paradójicamente fueron parte del “reparto de África” que comenzó en 1821, justo cuando EEUU  fundó Liberia en la costa ecuatorial oeste con la intención de repatriar a los esclavos a su continente de origen. Francia “conquistó” Argelia en 1834, después Senegal y parte del golfo de Guinea. El Reino Unido tenía viejas colonias, como El Cabo, y fueron ocupando Kenia, Rhodesia, Ghana, Uganda y Sierra Leona.

Según Rosa Moro, en septiembre de 2014 solo en los tres países afectados, no en toda África, murieron cada día en promedio 13 personas por ébola, 110 por tuberculosis, 404 por diarrea, 552 por malaria y 685 por sida. Los datos del ébola comenzaron a ser visibles para la “comunidad global” cuando aparecieron pacientes afectados en las propias narices de los países adelantados. Ahí despertó, tardíamente, la OMS, que le echó la culpa a sus organizaciones regionales. El Centro de Enfermedades Contagiosas de Atlanta (CDC) pronosticó el 23 de septiembre que “casos de ébola pueden incrementarse entre 550.000 y 1,4 millones en cuatro meses”. Recién entonces se oyó hablar de vacunas, que me imagino serán un gran negocio para las multinacionales farmacéuticas; como en el caso de la gripe aviar y el famoso Tamiflu, de la compañía Gilead Sciences, que tenía entre sus miembros y accionistas al Secretario de Defensa de Busch, Donald Rumsfeld (www.dailycos.com). El Tamiflu era un antiviral que no prevenía ni curaba, además era nocivo, pero con la venia de la OMS, los países compraron millones de dosis, según la revista Discovery DSalud.

Lo segundo que encontré fue un artículo de Horace Campbell (www.pambazuka.org), que recomiendo al lector consultar directamente. En síntesis dice que, según la revista científica New England Journal of Medicine, el primer brote de ébola se dio en Marburg, Alemania, en 1967 en un laboratorio; el segundo, en Zaire en 1976; el tercero, en Sudán en 1979 y el cuarto brote fue en Reston, Virgina, EEUU, en 1989, a 20 millas del Capitolio. El Instituto  de Enfermedades Contagiosas de la US Army tiene más de 20 años investigando las amenazas biológicas, como en el Ántrax un producto de laboratorio militar que pasó al olvidó. Además, lleva ocho años “investigando” el ébola en los tres países donde se focalizó el virus. Y curiosamente EEUU en lugar de enviar médicos, como los 1.500 galenos cubanos, envió 4000 militares para luchar contra la enfermedad.

Lo único que requieren los países afectados son recursos, porque Nigeria y Senegal han demostrado que pueden contener si cuentan con médicos e infraestructura, pero desde diciembre de 2013, como dice Rosa Moro, cuando la ONU creó un fondo para dotar de recursos a los países afectados por el ébola, muchos gobiernos, como hacen siempre, prometieron millonadas que luego no han dado, solo India y Australia han aportado 10 millones de dólares y recientemente Bolivia con un millón de dólares.