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El color rojo

El rojo es sinónimo de la palabra color. Es más, no es posible pensar en un color sin pensar en el rojo. En la Roma antigua el dios Marte era representado de rojo y se dice que la bandera de guerra romana era roja. Es lógico, se trataba de recordar la sangre derramada en el campo de batalla.

Durante la Edad Media el tinte rojo, elaborado con una sustancia que segrega el múrice (un molusco que habita el mar Mediterráneo), era muy codiciado. Tener una vestimenta de color rojo suponía lujo y derroche. Las novias por ejemplo se casaban de rojo y no de blanco, como hoy. La ropa de color rojo era de domingo, ropa para vestir en algún acontecimiento. Por ello, a partir del siglo XV el Papa dejó de vestir de blanco y comenzó a hacerlo de rojo, además de toda la simbología que acompaña este color: la sangre de Cristo, los cabellos del Sol, etc. Lutero consideraba que vestirse de rojo era inmoral, y esto porque, para él, Roma era Babilonia, y ambas se simbolizan con el color rojo del pecado.

En la Francia del siglo XVIII colocar una bandera roja significaba que se había decretado un estado de sitio y se prohibía la actividad política. La bandera roja significaba también que la fuerza pública podía intervenir en cualquier momento. En octubre de 1789, como una manera de afirmar que la revolución estaba en curso, se mandó colocar banderas rojas en los cruces de camino. El mensaje era claro, todos los derechos de la realeza se ponían en suspenso, era un estado de excepción de los derechos del rey. En julio de 1791 cuando se detuvo a Luis XVI, en Varennes, se ordenó izar a toda prisa una bandera roja, era el fin de los derechos nobiliarios. La revolución francesa había encontrado el color de su bandera: el rojo.

En 1848 los franceses volvieron a hacer flamear la bandera roja como expresión de revolución. Según el historiador Michel Pastoureau, la bandera roja casi pasó a convertirse en la bandera de Francia, hubo muchos pedidos a favor de que fuera así. Sin embargo, fue Lamartine, miembro del gobierno provisional francés, quien defendió a la bandera tricolor francesa que conocemos hasta el día de hoy.

Los anarquistas inmediatamente convirtieron a la bandera roja en su símbolo. Para ellos el rojo suponía el llamamiento a desarmar las relaciones de poder y enfrentar al Estado y la propiedad privada. Los comunistas y socialistas también izaban banderas de color rojo. A los comunistas se los conocía también con el apodo de “el terror rojo”. No en vano la Rusia soviética y la China comunista adoptaron a la bandera roja como suya.
Se dice que todo Estado que recuerda la revolución tiene por lo menos una franja roja en su bandera. Interesante genealogía de la noción de revolución, anarquía, pecado y socialismo en un color, y en una bandera.