Francisco y Evo
Las señales del papa Francisco están sacudiendo a la curia romana de su letargo de siglos
No es extraño que el primer mandatario de una nación visite a un Papa en su sede de El Vaticano, parece formar parte del protocolo internacional y también sirve para la “estampita”. Lo extraño es que además de los saludos y declaraciones protocolares el Papa visitado y el visitante profundicen en aspectos sociales particulares. Y eso sucedió en la visita que realizó el presidente Evo Morales Ayma al papa Francisco.
La visita se realizó durante el Encuentro de Movimientos Populares organizado nada menos que por el Vaticano, algo impensable para otros patriarcas de la iglesia católica, tan ligados y comprometidos con las oligarquías nacionales y el capital transnacional. En el encuentro, organizado por el pontificio de Justicia y Paz, se reunieron más de 200 delegados de varios países para hablar de políticas y acciones efectivas contra la exclusión social y económica. En la inauguración el papa Francisco señaló que “Tierra, techo y trabajo (…) son derechos sagrados” y luego agregó que “reclamar esto no es nada raro, es la doctrina social de la Iglesia”. Algo está sucediendo en el Reino del Señor y ya las señales del Papa, que lleva el nombre de uno de los santos más humildes del santoral católico, están sacudiendo a la curia romana de su letargo de siglos. La lucha contra los curas pedófilos tiene en Francisco a su mejor aliado, y está avanzando lentamente a desmontar el aparato de corrupción del Vaticano, tarea que no será muy fácil y para la que necesitará la ayuda de Dios y toda su ira.
En ocasión del encuentro, Evo Morales, en una rueda de prensa, expresó: “Siento que ahora tengo un Papa comprometido con su pueblo, con el pensamiento revolucionario, con sentimiento social y sobre todo con propuestas para cambiar y acabar con la injusticia, la violencia y la guerra”. Es interesante destacar que, al margen de lo conversado en la reunión privada, ambos coinciden en la necesidad de que el mundo debe volcar su mirada y sus acciones en la búsqueda de soluciones para ir cerrando la brecha de la exclusión, en la perspectiva de que los seres humanos, de cualquier país, de cualquier religión y/o cultura puedan vivir con dignidad y disfrutando de los servicios básicos, en un mundo donde el alimento y el agua sean derechos humanos como la libertad y el aire que respiramos.
El Papa, que posee un gran sentido del humor, bromeó afirmando que “es extraño, pero si hablo de esto (tierra, techo y trabajo para los pobres), para algunos resulta que el Papa es comunista”. Sabemos que las palabras y las promesas se las lleva el viento; pero, en este caso, habemos millones de seguidores del papa Francisco que tenemos la esperanza de que cumpla con todo lo prometido, que lo avalará no solo como un hombre Dios, sino también como un hombre de palabra.