Catorce por ciento
La oposición no ha superado las viejas prácticas políticas del cuoteo, de la imposición, del chantaje
Con un 14% de votación obtenida en el departamento de La Paz, la alianza Unidad Demócrata (UD) pretende obligarle a Luis Revilla a que sea candidato de esta coalición electoral, bajo el chantaje de que si no acepta, “se verán obligados a buscar otra candidatura para las elecciones en la sede de gobierno”. Estas pretenciosas declaraciones denotan una prepotencia exagerada, y la sobreestimación del peso político propio que tienen los “demócratas” en La Paz, y en el país. Una pregunta que seguramente se ha hecho el alcalde Revilla es si un acercamiento con Unidad Demócrata le suma o le resta, pregunta que no reviste dificultad en ser respondida.
Lo llamativo del caso es que previamente Rubén Costas y Ernesto Suárez, a nombre de UD, habían expresado que “no presentarían candidatos en la ciudad de La Paz para no afectar a Revilla”, para, días después, desmentirse, aclarando que apoyarían a Revilla “siempre y cuando vaya con la sigla de UD y no sea parte del oficialismo”. Si bien es cierto que Ernesto Suárez no se retractó de la declaración inicial, al parecer la posición oficial es la expresada por Doria Medina y Costas.
La oposición no ha superado las viejas prácticas políticas del cuoteo, de la imposición, del chantaje y, lo que es peor —para su imagen—, afirmar una cosa y luego desmentirse, enredándose en explicaciones que desnudan la ausencia de un norte programático que no sea la simple ambición personal y su oposición a un proyecto político que ha socavado hasta sus raíces las viejas lógicas del poder señorial de la que Doria Medina y Costas forman parte.
Todo parece indicar que Revilla, aunque sin sigla aún, seguirá solitariamente su proyecto de ser reelegido, porque es consciente de que en política hay sumas que restan. También se puede prever que los predicadores de la “unidad en base a principios” terminarán presentando su propia candidatura, aun sabiendo que no tienen ninguna chance de alcanzar una victoria en la ciudad de La Paz, espacio en donde el MAS tiene una importante presencia electoral. Doria Medina y sus aliados volverán al papel de “centro estorbo”, que fue el papel que jugó Unidad Nacional en las elecciones de 2005 y 2009, papel que los “samuelistas” atribuyeron a Tuto Quiroga en la elección nacional de octubre.
Uno se pregunta, ¿qué posición asumirían los demócratas si en La Paz hubiesen obtenido un 40% o 45% de la votación? ¿Qué ínfulas y exigencias adoptarían? Si con un esmirriado 14% se creen con capacidad de imponer sus reglas, con una mayor votación seguro harían lo que hicieron con el Frente Amplio, dejar en medio camino a los aliados con los que construían la supuesta “unidad para el cambio”. En política la soberbia y la inexacta interpretación de la realidad se confunden.