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Nativa, el agua y las Cascadas de Peguche

Tuve la oportunidad de escuchar el disco del grupo de música Nativa titulado Los pueblos del agua, que me fue gentilmente facilitado por Ximena Martínez, una de sus componentes y activistas. Es una compilación de 14 piezas musicales y versos tradicionales de varios pueblos indígenas, como los chipaya, los ayllus del norte de Potosí (Bolivia), los mapuches (Chile), los yoruba (África) y otros referidos a los rituales del agua. Casi todas las canciones reflejan la estrecha relación del agua con la vida, la naturaleza y el ser humano en el mundo y los pueblos que habitamos en ella. Acompaña el disco un pequeño manifiesto, lleno de colores e ilustraciones con pintura, además de frases extraídas de las canciones del disco.

¡Jallalla! Nativa es de los pocos grupos de música que no le interesa ganar dinero y alcanzar la fama; además manifiesta una significativa preocupación artística sobre la escasez del agua en el mundo, su acceso aun restringido para millones de personas y su comercialización en varios países, realizada por empresas transnacionales que lo único que les interesa es ganar mucho dinero.

Pero sigamos hablando del agua y de las Cascadas de Peguche, que se encuentran en la comunidad del mismo nombre, a tan solo cinco minutos al noroeste de la ciudad de Otavalo, Ecuador. Las cascadas son un hermoso salto de agua y es uno de los atractivos turísticos más importantes del norte de Ecuador. Varios turistas y visitantes acuden al sector para conocerlo y disfrutar de un paisaje maravilloso. Hace unos días yo fui uno de esos turistas que nuevamente tuvo la oportunidad de contemplar y sentir las aguas sagradas en nuestra piel.

Desde la entrada hasta llegar a la cascada uno se va topando con sitios  peculiares como una explanada para acampar, varias cabañas, una piscina incaica, un santuario inca donde hay una cueva que te dirige hacia la Piedra del Sol. Pero en estos últimos años se ha retomado la fiesta del Inti Raymi por los pueblos  kichuas; además, se realizan otras ceremonias indígenas como la posesión de autoridades comunales y locales.

En la fiesta del Inti Raymi se realiza el tradicional baño ritual, que da inicio a la gran fiesta. Los árboles de eucalipto y las plantas silvestres que rodean a esta maravilla natural sirven, año tras año, para que los danzantes del Inti Raymi realicen el baño ritual espiritual. Esta fiesta tiene un significado muy importante para el mundo andino. Se cuenta que antiguamente cuando la noche fría caía sobre el valle del amanecer, con el agua sagrada de varias acequias se preparaban baños espirituales para aceptar a los hijos de la Pachamama, que era un baño ritual de purificación humana. En todas estas actividades se utiliza el agua de la cascada para libar o ch’allar a la Pachamama, ceremonia que constituye una de las muestras más importantes de que en el antiguo Qullasuyu jamás se ch’alló con alcohol.

En esta línea de reflexión y en mi reciente visita a la ciudad de Kitu kara (hoy Quito) me encontré con una pareja de mayas de Guatemala,  y logré asistir a varias de sus ceremonias espirituales. Al reflexionar sobre el uso inadecuado del alcohol en las actuales ceremonias ancestrales, coincidimos en que los ritos espirituales en el gran Abya Yala (hoy América) no se realizaban con alcohol, sino con agua (de manantial, de cascada incluso de las primeras lluvias). Entonces, ¿por qué seguimos ch’allando con alcohol y dañando a la madre Pachamama?

Markasan sarnaqawinakasaxa janiwa alkulampi ch’allañaxa utjkanti. Uka wali suma thakhisaru kuttañasaxa.