Icono del sitio La Razón

La desesperación de Heraldo Muñoz

El 25 de noviembre, Heraldo Muñoz, canciller de Chile, publicó una columna de opinión en el periódico español El País titulada Detrás de una demanda boliviana. Desde el título es tendencioso, pues se refiere a “una demanda” como si hubiera muchas otras en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya y no “la demanda” que es la que está molestando a las autoridades chilenas al punto de negar lo que está a la vista o intentar invisibilizar lo evidente.

Muñoz afirma en su artículo que: “Bolivia quiere hacer creer a la comunidad internacional que se encuentra enclaustrada. La realidad es diferente. Bolivia goza de un irrestricto acceso al mar, de manera no soberana”. Veamos, dice que queremos hacer creer que estamos enclaustrados, por supuesto que lo estamos, basta mirar un mapa para comprobarlo, y luego señala que gozamos de “un irrestricto acceso al mar” y se contradice inmediatamente al agregar “de manera no soberana”. Después, sentencia que “la demanda representa una amenaza a la estabilidad de las fronteras, así como al principio básico del derecho internacional de la observancia de los tratados”. La estabilidad de las fronteras seguirá inestable mientras no se resuelva el conflicto entre ambas naciones y no hay que ser un experto para suponerlo, es suficiente con el sentido común.  

En otro párrafo afirma que “cada vez que Chile formuló propuestas para satisfacer la aspiración marítima boliviana, las conversaciones fracasaron”. Nada más falso, pues el Estado chileno como tal, sin importar los gobiernos de turno (ya sean militares y/o democráticos), siempre ha tenido definido el propósito de negarnos la salida al mar; así que en algún punto las negociaciones estaban destinadas a fracasar porque nunca hubo la intención chilena de que prosperen. También señala que “el Gobierno de Chile está convencido de que el desarrollo de América Latina pasa en forma importante por erradicar los fantasmas del pasado y girar la vista hacia adelante. La demanda boliviana en nada ayuda a tal propósito. Chile y Bolivia tienen pendiente el desafío de construir relaciones de futuro. Dejar atrás el siglo XIX para entrar definitivamente al siglo XXI”.

“Erradicar los fantasmas del pasado y girar la vista hacia adelante” significa conjurarlos, es decir, solucionar nuestros problemas y recién entonces nunca más aparecerán. Es cierto que Bolivia y Chile tienen el desafío de construir relaciones de futuro; pero estas relaciones deben estar basadas en la sinceridad, en el respeto a los derechos del otro y mirar el siglo XXI como hermanos. Eso significa que debemos volver a sentirnos hermanos, como lo siente una gran parte del pueblo chileno que cada día se expresa y manifiesta su voluntad de avanzar hacia una salida marítima digna y soberana. El canciller Muñoz no debe desesperarse tanto.