Deseos económicos
2015 tenderá a ser un año agitado en lo económico y movilizado en lo social
El inicio de año es un tiempo en el que muchos expresamos nuestro compromiso de trabajar para que nuestros anhelos logren materializarse durante los próximos 12 meses, de tal manera que nuestra existencia sea más llevadera y que las predicciones enunciadas, que marcan nuestra esperanza, se traduzcan en hechos que signifiquen felicidad, progreso y armonía.
Dado este testimonio de buena energía, y para encaminar de manera más optimista cualquier proyección personal o colectiva, es necesario avizorar qué escenarios posibles puede deparar el futuro, más aún en estos tiempos de turbulencias de toda índole, que generan sentimientos de incertidumbre y volatilidad de precios y expectativas.
Todo el cúmulo de factores de naturaleza financiera, económica, social, política y climática (o una combinación de éstos) son fuente de generación de expectativas que se traducen en toma de decisiones económicas para consumir o ahorrar, invertir o no arriesgar, comprometerse en una relación o dilatar los sentimientos, pensar en votar por un candidato a alcalde o gobernador y otras que —al final— están subordinadas a la obtención del máximo bienestar posible.
En un ejercicio prospectivo para 2015 y circunscrito en la geografía boliviana, se vislumbra en el horizonte económico un escenario de crecimiento positivo, con una proyección de inflación menor a los dos dígitos y logrando —si la Providencia lo permite— una gestión con superávit fiscal, muy a pesar de los estrambóticos tumbos hacia abajo del precio del barril de petróleo, que hace referencia al principal producto de exportación nacional, el gas nuestro de cada día.
En todo caso, la disminución del precio del energético, acompañada de las inciertas cotizaciones a la baja de los minerales y el menor crecimiento de China, India, Brasil y Rusia (actuales pistones del motor económico mundial) inducen a esperar cierto grado de inestabilidad en las exportaciones bolivianas. Por otro lado, el sector financiero nacional se mantendrá expectante, dada la fijación de tasas de interés para el ahorro y el préstamo, y cómo éstas impactarán o no en sus estados financieros.
El espectro político se caracterizará por la dinámica electoral en las regiones, ciudades y comunidades en que las fuerzas partidarias seguro lanzarán en sus campañas sendas propuestas/promesas, que en un caso estarán orientadas a acompañar el proceso de cambio y, en otro, pretender recambiar el cambio, pero que en esencia no alterará sobremanera la arquitectura social y política de la actual coyuntura. En resumen, 2015 tenderá a ser un año agitado en lo económico, dinámico en lo político y movilizado en lo social; no obstante, queda intacto el deseo de una economía inclusiva llena de bienestar.