Bolivia te espera…
En el país existe una gran deficiencia en muchos sectores relacionados con el turismo
Mochila en mano llegamos a la plaza principal del pueblo que acoge a uno de los centros arqueológicos bolivianos más visitados. Hay una necesidad imperante de beber al menos un poco de café caliente para combatir el inclemente frío del altiplano. Golpeamos muchas puertas para conseguir el líquido elemento sin éxito. “Más tardecito va a haber”, indica una señora que sirve a un comensal algo parecido a una taza de café.
El 11 de enero pasado, el diario estadounidense The New York Times, a través de su edición especial “52 lugares para ir en 2015”, posicionó a Bolivia en el sitial ocho de los países recomendados para visitar en el mundo. La publicación describe de Bolivia la peculiar cocina callejera, las excursiones de aventura, los atractivos de los Yungas y el paradisiaco salar de Uyuni, que fue escenario del paso del rally Dakar.
“Estamos convencidos de que el Dakar se ha convertido en el motor y el impulso al desarrollo turístico”, señaló el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana.
Indudable. El país tiene un inminente carácter turístico. Su diversidad de paisajes, climas y culturas hacen de esta tierra un destino digno de visitar.
El Gobierno invirtió e invierte fuertemente para consolidar al país como uno de los destinos turísticos más relevantes en el ámbito internacional.
No por nada se difunden spots en redes televisivas que tienen alcance mundial. Así, el posicionamiento de la marca “Bolivia te espera” genera los primeros resultados. Reportes del Instituto Nacional de Estadística (INE) confirman el incremento de la afluencia de turistas al país. Incluso los nuestros decidieron conocer el territorio boliviano antes que optar por destinos extranjeros, como se solía.
¿Es suficiente? La respuesta ante tal interrogante es un rotundo no. Los testimonios de turistas nacionales y extranjeros dan fe de ello, cada día.
En las localidades destacadas por su carácter turístico existe una gran deficiencia en muchos sectores relacionados con el área.
Los paraderos en la red vial fundamental, aquellos donde el transporte interdepartamental hace una pausa para que los viajeros se alimenten, son un caos. Un cartel anuncia la tarifa por el uso del mingitorio. No tiene las mínimas condiciones pero cuesta “1 boliviano”. Pasa lo mismo con la alimentación, el transporte y otros servicios. Mientras más “gringuito”, más hay que cobrarle. Esa es la premisa.
El Gobierno central y los regionales deben implementar políticas que mejoren los servicios que ofrece el país en el sector turístico. Capacitar a los operadores y la ciudadanía. Invertir en el sector. Mientras tanto, a pesar de su belleza, Bolivia te espera… pero mal.