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Por peleadoras

Una de las formas como se va manejando y manipulando la realidad —al antojo y a la buena o mala voluntad— es a través de los discursos, las palabras, los conceptos y argumentos expuestos.

La frase del compañero y hermano Evo respecto a que “las mujeres son medio caprichositas” y peleadoras nos muestra que tenemos que agudizar y profundizar la lucha feminista comunitaria. Pues esta lucha, dentro de nuestro proceso de cambio, nos da elementos que develan los nudos del patriarcado en Bolivia. Patriarcado y formas de pensamiento machista que impiden avances revolucionarios como el acabar con la violencia hacia las mujeres, o resolver la injusticia de la sobreexplotación laboral de las mujeres y el agotamiento de los cuerpos femeninos en el capitalismo.

Aquellas formas de pensamiento, aunque sean de buena voluntad, expresan una visión de tutelaje hacia las mujeres. Las dirigentes, las luchadoras, las ministras, todas las mujeres autoridades son mayores de edad, al igual que vos, compañero Evo. Cuando las mujeres expresan sus puntos de vista pueden hacerlo de muchas maneras, al igual que lo hacen los hombres. ¿O vamos a negar que también hay hombres dirigentes “caprichositos”, ya sea en el Estado o en las organizaciones sociales?; y que igual, así caprichositos, han seguido siendo de la confianza del Gobierno.

Nutrir visiones de que la mujer es enemiga de la mujer, o que si estamos juntas es para pelearnos, es aportar a ese pensamiento patriarcal y machista de enemistarnos entre mujeres; pero además, para que vengan los hombres a calmarnos, y ellos puedan resolver conflictos “tan elementales” de las mujeres como el caprichito. Ésa es la incapacidad que tienen de no reconocer en las mujeres los aportes, la denuncia, la pasión, la terquedad y la vehemencia al momento de defender los intereses del pueblo. Es imprescindible que los hombres se cuestionen que lo que no entienden no es susceptible de superficializarse y peyorizarse.

Los varones son también caprichositos y peleadores entre ellos, y no hay peor enemigo de un hombre que otro hombre. A tal punto llegan sus caprichitos y el odio que se tienen entre ellos que se matan y hacen guerras, incluso guerras mundiales. Claro, los caprichitos y las peleas entre hombres figuran como hechos históricos, los de las mujeres son anécdotas.

Consideramos importante que los varones del Gobierno, si son hermanos y compañeros, deberían dejar de pensar que las mujeres somos niñas irresponsables a quienes hay que tutelar. No solo exigimos respeto, sino cabe advertirles también que el machismo degenera importantes áreas del pensamiento, y eso está demostrado científicamente.

Esperamos que estos próximos cinco años sean aquellos en los que la despatriarcalización se concrete y profundice en todos los espacios de nuestra querida Bolivia.