Otro año más de la diplomacia rusa
Los problemas de seguridad global y estabilidad pueden ser solucionados solo de forma conjunta
El artículo ofrecido al lector constituye un análisis de los esfuerzos de la diplomacia rusa durante el año calendario, que ha pasado desde su última fiesta gremial, el Día del Diplomático, que se celebra anualmente en Rusia el 10 de febrero.
Indudablemente este año pasado resultó ser más complicado para la diplomacia rusa que los años anteriores. A los desafíos ya conocidos se han añadido nuevos y peligrosos focos de tensión, el futuro de la economía mundial continúa siendo incierto, sigue existiendo riesgo de profundización de las brechas que se están abriendo entre las confesiones y las civilizaciones. Merece especial preocupación la situación en Oriente Próximo y África del Norte, donde crece la amenaza por parte de las fuerzas extremistas y terroristas en las fronteras regionales, una amenaza contra la cual Rusia alerta a sus socios desde hace mucho tiempo.
Creemos que los acontecimientos de los últimos años nos convencen de que los problemas de seguridad global y estabilidad pueden ser solucionados solo de forma conjunta. Sin embargo, hay ciertas tendencias negativas que impiden la acción conjunta y solidaria de la comunidad internacional. Entre ellas señalamos, en primer lugar, las contradicciones fundamentales entre el proceso objetivo de dispersión del poder global, el proceso de formación de un orden mundial policéntrico y más democrático, por un lado; y los insistentes intentos del “Occidente histórico” de mantener su liderazgo en los asuntos mundiales; imponer, también por la fuerza, sus enfoques y valores a los demás actores de relaciones internacionales, por el otro. Esta contradicción se ha traducido, en particular, en el conflicto interno en Ucrania, que surgió después del golpe de Estado.
Quiero señalar que Rusia es una firme partidaria del arreglo exclusivamente pacífico de la crisis ucraniana con base en el diálogo nacional. Solo el pueblo de Ucrania, sin intervenciones externas, debe determinar su propio futuro. En este contexto, los contactos directos entre Kiev y los representantes de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk tienen una importancia primordial. Al menos Rusia continuará trabajando para crear condiciones favorables para esta forma de resolución de los problemas a gran escala que está afrontando Ucrania.
En el curso del año pasado, Rusia trabajó intensamente en diferentes formatos multilaterales, incluido el Grupo de los 20, los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), cuyas cumbres este año serán celebradas en la ciudad rusa de Ufá. La firma del Acuerdo sobre la Unión Económica Euroasiática (Ueea), que entró en vigencia el 1 de enero de 2015, representó un paso importante hacia la integración de los países del espacio postsoviético.
En cuanto a las relaciones con la Unión Europea (UE), la postura de Bruselas con respecto a la crisis ucraniana debilitó sustancialmente la interacción entre Rusia y la UE, causando una serie de episodios problemáticos en el ámbito político y económico. Consideramos imprescindible trabajar para superar estos problemas y seguimos interesados en desarrollar una cooperación equitativa y mutuamente beneficiosa con la UE.
Las relaciones entre Moscú y Washington empeoraron seriamente. La administración de Estados Unidos redujo el diálogo bilateral en la mayoría de los ámbitos. Exhortamos a nuestros socios estadounidenses a regresar al camino de la interacción eficaz tanto en la agenda bilateral como en la arena internacional, donde nuestros países tienen una responsabilidad especial. Tal diálogo es posible solo sobre la base de la igualdad y toma en consideración de los intereses mutuos.
Debido al comportamiento de Estados Unidos, la actitud de confrontación empezó a prevalecer en la OTAN. La Alianza del Atlántico Norte tomó la decisión, absolutamente politizada, de suspender la cooperación en el ámbito militar y civil. Ésta no fue nuestra elección, no deseamos ni permitiremos una nueva Guerra Fría. Los intentos de aislar a Rusia no darán ningún resultado. Rusia nunca tomará el camino del autoaislamiento, la hostilidad y la búsqueda de enemigos. Nuestra política exterior está orientada a defender activamente los intereses nacionales, pero, al mismo tiempo, no buscamos ninguna confrontación, siempre estamos abiertos a buscar los compromisos razonables basados en el equilibrio de los intereses.
Seguimos haciendo esfuerzos para continuar con la integración de Rusia a la región de Asia-Pacífico. La cooperación en esta región es de carácter estratégico y prioritario para nosotros de cara al siglo XXI. Se ampliaron paulatinamente los vínculos entre Rusia y China. Durante la visita del presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, a China en mayo pasado se suscribieron cerca de 500 acuerdos. Nuestra cooperación con China en la arena internacional se consolidó como un elemento importante para mantener la estabilidad y seguridad a nivel global y regional. Incrementamos la cooperación estratégica con la India, Vietnam y otros países de la región, ampliamos la participación en la actividad de mecanismos multilaterales en la región de Asia-Pacífico.
Rusia intentó contribuir del modo más activo al arreglo de distintos conflictos. En gran medida, gracias a la diplomacia rusa, se logró finalizar con éxito la desmilitarización química de Siria. Los esfuerzos de Rusia en el marco del “sexteto” contribuyeron al proceso en el ámbito del arreglo de la situación en torno al programa nuclear iraní.
Los numerosos contactos bilaterales han contribuido al progreso de una cooperación mutuamente beneficiosa en diferentes esferas con los países de América Latina y el Caribe, que constituyen un polo importante del mundo multipolar en formación. Además, se han dado pasos para incrementar la dinámica de cooperación con las organizaciones regionales de integración.
Quiero subrayar con satisfacción que continuó desarrollándose el diálogo político con Bolivia y nuestra colaboración en la palestra internacional, y siguieron implementándose proyectos económicos conjuntos de gran envergadura. Una alta importancia ha tenido el encuentro entre los presidentes de Rusia y Bolivia en julio pasado, que nos dio la oportunidad de diseñar buenas perspectivas del desarrollo de la cooperación bilateral.
Colaborando con las organizaciones internacionales y regionales y utilizando diferentes espacios de discusión y mecanismos de diálogo, Rusia ha procurado contribuir al proceso de la búsqueda de ideas integradoras para construir en el mundo unas relaciones armónicas entre diferentes civilizaciones y culturas.