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Adiós a La Razón

Fueron tres años y tres meses maravillosos que pasé en La Razón. Mi cuarto periódico en mi humilde carrera periodística, después de Última Hora, Presencia y La Prensa. Los cuatro medios escritos de gran influencia en la historia del periodismo boliviano.

Siempre comparé el ejercicio periodístico como jugar fútbol en clubes grandes. Hay que jugar en Bolívar o The Strongest para saber que has jugado seriamente al fútbol.

Así lo asumí en mi vida periodística. Haber trabajado en grandes periódicos donde realmente aprendí a hacer un verdadero periodismo, con responsabilidad y honestidad a prueba de cualquier principio ético.

Compartí con innumerables colegas de gran valía. Periodistas de cepa que siempre vivían olfateando la noticia. Hombres y mujeres respetables que no escatimaban horas de esfuerzo para el trabajo. Después de la jornada diaria, todavía asumían turnos nocturnos. Había que irse del trabajo con el periódico del nuevo día. Por si fuera poco, nadie te liberaba del turno de fin de semana. Sábados y domingos metidos en la redacción. No había cansancio ni aburrimiento, eran de otra raza.

Todo eso fue cambiando gracias a medios como La Razón, donde con gran criterio humanizó la profesión. Los cuatro medios con sus líneas editoriales y características propias, con sus defectos y virtudes, pero en el fondo siempre haciendo un buen periodismo, por eso son lo que son en la historia del periodismo boliviano.

Sin embargo, en algunos medios aún se vive las explotaciones a los trabajadores. Especialmente en radioemisoras donde aún trabajan a destajo. Sin salarios, menos con beneficios sociales. Tienes que llevar tu publicidad, tus clientes, para que te paguen el “fifty – fifty” (50 – 50). Felizmente no me tocó sufrir esas peripecias, porque siempre fui periodista de periódico, el más completo para mi gusto.

No somos pantalleros, no nos conoce la gente, pero diariamente un ejército de periodistas de medios escritos sale a la calle para darle la mejor información. Muchas noticias impresas son leídas en noticieros de radio y televisión. El periódico siempre marcó agenda. No hay presidente o autoridad que diga —Eso dice la radio o la televisión. Muestran el periódico para destacar o criticar una noticia. El peso e influencia del periódico siempre fue único.

Respiro a tinta y papel, porque el gusto al periodismo escrito me ha llevado a analizar la noticia en profundidad, a ver el dolor y la felicidad de la gente, a realizar un servicio a la población en general. Es mágico, maravilloso y sorprendente. Hoy renuncio, pero dudo que esté fuera del periodismo. Adiós y gracias La Razón.

Es periodista de La Razón.