En 2001, la Unesco declaró al Carnaval de Oruro Obra Maestra del Patrimonio Intangible y Oral de la Humanidad. Analicemos esta denominación. Una obra maestra o pieza artística es el trabajo hecho por una o varias personas, con la misión estrictamente atractiva para transmitir ideas y sentimientos sobre un tema; una creación que queda plasmada y evidencia la intencionalidad de el o los individuos sobre el mundo que los rodea, sea éste visible o imaginario, y que predomina en un determinado tiempo y lugar.

Patrimonio es la herencia que cada país tiene para distinguirse de los demás. Comprende tres aspectos: natural, histórico y cultural. La valoración implica un vasto y variado reconocimiento de todas las riquezas naturales y culturales existentes. Apreciar y cuidar estas raíces cimentará el futuro integral del bienestar nacional. Intangible indica que merece extraordinario respeto, no debe ser alterado, dañado, ni sustituido. Oral es una forma antigua de transmitir los conocimientos ancestrales y experiencias vividas a través de los tiempos. Práctica que perdura hasta nuestros días como los cantos, oraciones, mitos, etcétera. Humanidad es la actitud o características de un individuo que pertenece a esta especie, sirve para plantear problemas u otros conjuntos de informaciones y habilidades que posee un individuo de índole universal.

De esta manera, la maravillosa denominación otorgada al Carnaval de Oruro reflexiona sobre lo que es nuestra cultura plurinacional boliviana. Es decir, una obra maestra, ya que la imaginación y creatividad que representa el Carnaval es único en el mundo y al mismo tiempo es de todos porque cualquiera puede participar. Dicen que tiene un carácter religioso y traído por los españoles. En realidad es cultural del impero autóctono andino, que celebra la fiesta agrícola vinculada a los ciclos estacionales. En el calendario indígena es la época de siembra y cosecha. La danza Potolo, que personifica la seducción a jóvenes mujeres relacionada con la fecundación, es un claro ejemplo de ello.

Cada baile folklórico representa la memoria de diferentes situaciones y eventos que exteriorizan sus emociones y sentimientos. Los movimientos artísticos expresan y liberan las angustias, frustraciones e insatisfacciones, individuales y/o colectivas, acumuladas en el subconsciente. Además, los diseños propios en la coreografía y vestimenta de colores alegres caracterizan a cada grupo.  

Se trata de un patrimonio único que coincide en fecha con otras culturas. En Japón, con el festejo del inicio de la primavera, de acuerdo con su calendario lunar, y que se celebra desde el año 752. En China y Vietnam festejan en febrero el comienzo de un nuevo ciclo. El ritual es uno de purificación, las personas limpian sus pecados al recoger agua sagrada de un templo. La Biblia se refiere al fin del diluvio: “En el año seiscientos uno… el segundo mes, para el día veintisiete del mes, la tierra estaba seca” (Génesis 8,13-14).

Intangible, oral y humanidad son palabras que fortalecen y unifican nuestra cultura. Cabe aclarar que no solo es oral (canciones) sino mucho más, es una comunicación no verbal que transmite con expresiones del lenguaje corporal como los gestos faciales, movimientos físicos y vestimenta. En suma, el Carnaval de Oruro es una prueba fehaciente de miles años de nuestra historia y cultura andinas.