Economía y tercera edad
En el país a los de la tercera edad no nos miran como un potencial, sino como un problema
En España apareció un artículo muy alentador que decía: “¿Es la tercera edad el futuro? Los mayores de 65 años representan ya el 26% del gasto de consumo” y tienen un gran potencial de consumo poco explotado. En el caso boliviano no hay datos al respecto, salvo la intuición de los pequeños comerciantes que rodean el estadio Hernando Siles los días de pago a los de tercera edad con diversos productos.
Me acuerdo cuando me opuse en 2006 a la propuesta de pagar parte de la Renta Dignidad con productos de la “industria nacional”. Con una canastita, decía la ministra de entonces, que contenga leche, aceite y ropita. Defendí la tesis de la libertad de escoger, de Milton Friedman, aunque recién entiendo que a partir de una edad uno quiere hacer lo que quiere con su platita.
Según el Censo de Población Vivienda de 2012, la población de Bolivia tiene una estructura “joven” por el significativo porcentaje de personas menores de 15 años (31%) y el menor porcentaje de personas mayores de 65 años, quienes solo representamos el 6% de la población total; es decir, aproximadamente medio millón de personas, quienes se concentran en las ciudades, lo que representa un mercado de 400.000 consumidores.
Desde el punto de vista económico, en el país a los de tercera edad no nos miran como un potencial, sino como un problema. No somos un “nicho del mercado”, sino un nicho en el cementerio, aunque tengamos un elevado potencial de gasto, tanto de bienes de consumo como de servicios médicos y turísticos. En Chile, por ejemplo, en temporada baja hay paquetes de turismo interno y externo con tarifas preferentes, descuentos en espectáculos de teatro y cine y tiendas especializadas en productos y servicios médicos para personas de la tercera edad.
Antes, en Bolivia se tendía a negar un crédito a un cliente adulto mayor, y la garantía debía darle su hijo. Ahora se supone que, con la nueva Ley de Servicios Financieros 393, los de la tercera edad podemos solicitar un crédito acogiéndonos al artículo 74, el cual establece que, dentro de los derechos del consumidor financiero, tenemos “acceso a los servicios financieros con trato equitativo, sin discriminación por razones de edad, género, raza, religión o identidad cultural”.
También tenemos una ventaja que no se encuentra en los bancos en Chile, siendo un país adelantado miembro de la OECD, como es el cajero preferente para la tercera edad, aunque en algunas entidades financieras he observado que lo utilizan para transacciones mayores y en algunas ocasiones la atención tarda más que en un cajero normal. Por eso recomiendo sacar dos tickets de espera: el de tercera edad y el normal.
En el caso de los seguros de salud, existe en los hechos una edad límite para renovar o adquirir una póliza, puesto que se suponen gastos médicos incrementales con la edad, aunque lo paradójico es que en algunos temas te acortan tu esperanza de vida, mientras que en las administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) te la alargan, para disminuir el monto de tu renta.
El país tiene el programa de pensiones no contributivas dirigidas a los adultos mayores con el 100% de cobertura, la Renta Dignidad; mientras que el promedio en América Latina es de 33,4%. En términos del producto interno bruto (PIB), dicha transferencia es la más alta, de 1,25%, cuando el promedio en América Latina es de 0,56%.
Se dice que ya no contribuimos, que somos una carga, pero gracias a nuestros aportes pasados sostuvimos el Servicio Nacional del Sistema de Reparto (Senasir) y el sistema de las AFP. No somos población económicamente inactiva, más aún, en un país con limitados recursos humanos, queremos seguir trabajando en nuevas oportunidades.
Es expresidente del Banco Central de Bolivia (BCB).