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Autonomías indígenas: la larga marcha

Viernes. Mientras escribo esta columna, con desasosiego, se desarrolla en la ciudad de La Paz la asamblea ordinaria de la Coordinadora Nacional de Autonomías Indígena Originario Campesinas (Conaioc). Es un encuentro participativo, con autoridades y representantes de las 11 AIOC, así como de nuevos municipios y territorios que apuestan por sus derechos a la libre determinación y el autogobierno. Es un encuentro diverso, con muchos colores, diferentes voces. Esta asamblea goza de buena salud.

El ambiente de cohesión y vitalidad de esta reunión contrasta sin embargo con el magullado rumbo/horizonte de las autonomías indígenas. Transcurridos más de cinco años desde que 11 municipios decidieron en referendo su conversión en AIOC, hasta la fecha no se ha logrado conformar ni un solo (auto)gobierno indígena. Lo que hay son candados normativos, incontables trabas, falta de voluntad política, divisiones internas, indolencia de los órganos del poder público, dilación e incertidumbre…

Así, en esta asamblea se percibe también agotamiento, pero no hay renuncia. Se celebra que las autonomías indígenas hayan sido incluidas en el Consejo Autonómico que está discutiendo el pacto fiscal. Se afinan proyectos para la formación de gestores públicos de los futuros gobiernos IOC. Se impulsa el Plan Estratégico Integral. Hasta se ratifica la propuesta de organizar una “Feria-Cumbre Nacional” de las autonomías indígena originario campesinas. El mensaje es de resistencia, de alternativas.

La desazón con esperanza vuelve cuando se discute el estado de situación. Claro que hay avances. Cuatro AIOC (Totora Marka, Charagua, Mojocoya, Huacaya) ya cuentan con declaración constitucional de sus estatutos. Y están en curso al menos ocho nuevos procesos. Empero, la sensación es de lentitud con ataduras. Cuatro AIOC permanecen bloqueadas por divergencias internas. Otras tres están detenidas en el Tribunal Constitucional Plurinacional. Y el Tribunal Supremo Electoral más parece una muralla…

“Nosotros no callaremos, diremos las verdades, no nos pueden trancar así”, invoca la hermana Florentina Medina, presidenta de la Conaioc, representante de Tarabuco. “Sin autonomías indígenas no va el Estado Plurinacional, ¿no ve?”, sostiene como afirmación, a la vez que pregunta Wálter Chico, vicepresidente de la coordinadora, alcalde de Chayanta. “Hay que incorporar al Conamaq a las Bartolinas”, demanda el representante kallawaya de la AIOC Charazani. Es un debate abierto pero (auto)controlado.

Llega el informe de la Plataforma Interinstitucional de Apoyo a las AIOC. Estuvo muy activa al principio del proceso. Después, ante la falta de “resultados”, se fue encogiendo. Pero sigue acompañando el recorrido. “Algunos trabajan, otros no. Yo quiero saber en qué están apoyando, con cuánto presupuesto”, reclama una Mama T’alla de Jesús de Machaca. “Tenemos que ser duros con las instituciones y el Ministerio (de Autonomías)” plantea otra autoridad. Hay exigencia de compromiso y transparencia.

La sensación de rabia e impotencia surge cuando se informa sobre el referendo para estatutos indígenas. Desde hace más de un año, en el caso de Totora Marka, y nueve meses, en el caso de Charagua, se está “tramitando” ante el TSE la convocatoria a la consulta. Los vocales se han encargado sistemáticamente, con diversos equívocos y pretextos, de frenarla. Sea por incompetencia, sea por decisión deliberada, o por ambas cosas, el TSE está boicoteando las autonomías indígenas.

Hoy el Órgano Electoral no tiene más excusa. Totora Marka y Charagua cumplieron con todos los requisitos, tanto los reales como los inventados. Y por ello, con todo derecho, interpelan: ¿cuándo se emitirá la convocatoria a referendo aprobatorio de sus estatutos? ¿O están esperando, vocales, que se los presione, se los encierre en su palacio, se los despierte de su letargo? Es la larga marcha de los derechos a la libre determinación y el autogobierno…

Es comunicador.