Una coyuntura excepcional
Es necesario que todos hagamos de Bolivia un país próspero, aprovechando esta coyuntura excepcional
Hacer de Bolivia el centro financiero de América Latina ha sido mi idea desde que llegué al país hace 25 años procedente de Europa, donde estuve siete años como estudiante. En esas épocas muchos se reían de este mi proyecto de gran envergadura, como me gustaba llamarlo, y los inversionistas bolivianos lo consideraban utópico, por las dificultades de que la comunidad internacional se interesase en un pequeño país desorganizado e indisciplinado como Bolivia, que además tenía el inconveniente de ser el más pobre de la región y estar a merced del narcotráfico.
Muchos profesionales de izquierda se interesaron en mi idea, pero no veían la forma de hacerla realidad, y todo quedaba en nada. Incluso la presenté a todas las representaciones diplomáticas occidentales. Por ejemplo, el anterior Embajador de EEUU en Bolivia consideraba que mi idea era una excelente tesis académica, digna del Premio Nobel, pero nada más. Algunos diplomáticos europeos se entusiasmaron con algunas propuestas como la de crear el Banco boliviano europeo, que contribuya a abrir mercados para los productos bolivianos en Europa y financiar las exportaciones del Viejo Continente. Sin embargo, por falta de capitales, todo quedó en la nada.
En un estudio de la GTZ sobre Bolivia leí que si el país se hubiese dedicado a la oferta de servicios financieros a comienzos de los 90, tal como yo gritaba a los cuatro vientos, probablemente el país no hubiese vivido la crisis que se inició en 1998 y que culminó con los terribles eventos y muertes de octubre de 2003, que muchos consideran como el punto de inflexión en el que los bolivianos comenzaron a preguntarse seriamente hacia dónde íbamos y cuál sería nuestro destino. Entonces llegó el MAS, y al igual que todos los partidos políticos precedentes ejecutó una masacre blanca en los puestos del Estado para poner a sus acólitos y simpatizantes, dejando sin empleo a muchos profesionales que ya trabajaban cerca de 20 años para el Estado, sin preocuparles su honradez, experiencia o capacidad profesional.
He escrito mucho sobre la idea de traer inversión extranjera bancaria por estos lados. En uno de mis libros detallo la lista de todos los bancos que financiaron a Bolivia en los años 70 y que luego renegociaron su deuda, comprándola a 11 centavos de dólar en el mercado secundario. Muchas de estas entidades podrían estar ahora nuevamente interesadas en invertir en Bolivia en condiciones diferentes a las de los años 70 y 80.
En otro libro analizo cómo se podría transformar a Bolivia en el centro financiero de la región, y las ventajas que este proyecto traería consigo, como la generación masiva de empleos en todos los niveles. Si muchos bolivianos apoyamos esta idea, el país podría convertirse en 20 años en una de las naciones más prósperas del planeta, generando riqueza en lugar de pobreza. Se podría crear el motor que falta en nuestra economía con la iniciativa privada, que administraría todo el dinero que llegue al país y a la región en un futuro próximo. Muchas de esas entidades financieras podrían instalarse en Bolivia y crearse muchas más, como el Banco boliviano de comercio exterior, para ayudar a los exportadores e importadores; el Banco boliviano-europeo, o el Banco de la construcción, en un país donde hay tanto déficit habitacional. Además de atraer a la banca extranjera, se podría apoyar al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al Banco Mundial o a los fondos existentes en el país. Es necesario que todos hagamos de Bolivia un nuevo país rico y productivo, aprovechando esta coyuntura excepcional.