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Luis Almagro y nueva etapa en la OEA

La Organización de Estados Americanos (OEA) acaba de elegir al nuevo secretario general, Luis Almagro, quien fuera canciller uruguayo en el periodo presidencial de José Pepe Mujica. Su elección se produjo en una votación que se asemejó más a una aclamación: 33 votos (de un total de 34 miembros) apoyaron su candidatura. Varios meses atrás, el peruano Diego García Sayán y el guatemalteco Eduardo Stein habían retirado sus candidaturas. Luis Almagro reemplazará al chileno José Miguel Insulza. 

Luego de su elección, Almagro declaró lo siguiente: “No vengo para administrar ninguna crisis, vengo para facilitar y continuar la renovación de la OEA”. Los desafíos del nuevo Secretario General son varios; el hemisferio atraviesa tensiones en varios frentes. La situación de Venezuela y la tensión entre quienes defienden su proceso revolucionario y quienes lo atacan se refleja regularmente en el seno de la OEA. Insulza mostró gran habilidad diplomática cuando se trataba de abordar el tema de Venezuela.

Otro tema de enorme importancia es la situación de Cuba. El único país que fue excluido del seno de la OEA y que hace apenas dos años logró levantar el veto estadounidense con el apoyo de la gran mayoría de los países latinoamericanos se encuentra hoy en un franco proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas con Washington. Sin duda la gestión de Insulza también ha sido positiva respecto a Cuba y su derecho de no ser excluido de ese organismo internacional. 

La reciente creación de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (Celac), foro en el que no participan Canadá ni Estados Unidos, a pesar de no tener aún la institucionalidad que en cambio sí posee la OEA, amenaza con reemplazar a ésta como el escenario más idóneo para la consideración de la problemática latinoamericana. Luis Almagro, excanciller del gobierno progresista del Frente Amplio uruguayo, tendrá ante sí un reto: ¿cómo navegará entre la OEA que ahora dirige y la Celac que ayudó a fundar?

Y respecto a los intereses de Bolivia, debemos incidir en la cuestión marítima, hoy por hoy presente con bastante fuerza en el escenario hemisférico debido a la demanda que el país ha presentado ante la Corte Internacional de Justicia, a fin de obtener una salida soberana al mar. La Asamblea General de la OEA de 1979 marcó un hito en el historial de la organización al declarar al problema marítimo boliviano de interés hemisférico y al recomendar a Chile que inicie negociaciones con Bolivia encaminadas a darle a nuestro país “una conexión territorial libre y soberana con el océano Pacífico”.

La postura de la OEA no ha cambiado, y de manera anual (en el periodo de sesiones) la Asamblea solicita un informe sobre la situación de Chile y Bolivia. Recordemos que en los cuatro últimos años, a partir de 2011, Bolivia ha exteriorizado con mayor vehemencia su reclamo frente a Chile en el seno de la deliberación de los Estados miembros de la OEA. Cabe destacar que el saliente secretario José Miguel Insulza, aunque de nacionalidad chilena y excanciller de su país, ha mostrado ecuanimidad en el tratamiento de la cuestión boliviana. Además, Insulza ha tenido gestos muy cordiales con el Gobierno boliviano, asistió al acto central de promulgación de la Constitución Política del Estado Plurinacional (7 de febrero de 2009) por ejemplo.

Luis Almagro asumirá pronto su cargo y Bolivia tendrá en él un aliado. Como excanciller del presidente Mujica, conoce con cercanía la necesidad de Bolivia de contar con un acceso al mar. Uruguay ha sido un país siempre comprensivo con la mediterraneidad de Bolivia y el gobierno de Mujica ha sido el que con mayor énfasis ha apoyado a Bolivia para que retorne al mar.