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Piensen en nosotros

Los llaman “cleferos” en La Paz, “polillas” en Cochabamba, “topos” en Santa Cruz; limpian vidrios de autos en las esquinas, venden chicles, piden monedas, sacan billeteras de bolsillos ajenos o arrancan celulares y emprenden la carrera. Son alrededor de 3.700 niñas, niños y adolescentes en situación de calle en Bolivia, según estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Detrás de cada uno de ellos hay una historia de golpes, desamparo, desamor o tragedia, que los llevó a permanecer en la calle engañando el hambre con clefa o alcohol, subsistiendo al frío acurrucados en la modernidad de algún cajero automático con la tarjeta gratuita que les otorga el abandono.

Ahora que comenzamos este 2015 con nuevos legisladores, algunos nuevos ministros, y ahora estrenando o reestrenando gobernadores, alcaldes, asambleístas y concejales, es útil recordarles que mientras aprueban o se quedan estancados por una palabra en las normas, modelos de abordaje, códigos, decretos, datos estadísticos, las niñas en situación de calle se hacen adolescentes, tienen hijos y se drogan, convirtiéndose en las estadísticas que por ejemplo maneja la Gobernación cruceña: al menos 7 de cada 10 de estos niños consumen alguna droga. En Cochabamba el último censo estableció la existencia de 977 inhaladores, 465 de ellos niños y jóvenes de entre 12 y 21 años. En Oruro hay 1.115 niños, niñas y adolescentes, que viven o trabajan en la calle.

En Bolivia hay 30.000 niñas, niños y adolescentes que se encuentran en casas de acogida, tanto públicas como privadas; más de la mitad fueron internados después de sufrir maltrato físico y psicológico, y un 35% por abandono e irresponsabilidad paterna y/o materna; tratándose en su mayoría de niños de 0 a 12 años, según datos de la Defensoría del Pueblo en su informe sobre la niñez de 2014. En 2012 el Ministerio de Justicia identificó 76 centros de acogida para niños y niñas en el país y concluyó que todos presentan alguna irregularidad.

El sábado 21 de marzo, la Asociación por los Derechos de la Infancia y la Adolescencia organizó el encuentro wawanakasata amtasiñani (recordemos a nuestros niños) con el objetivo de conocer las propuestas de los postulantes a la Alcaldía de La Paz y El Alto; solo estuvo Fany Nina. Todos confirmaron su asistencia, pero no cumplieron. Allí, un joven de 15 años que recientemente dejó su condición de calle dijo a los presentes: “Los candidatos no vinieron porque los niños y adolescentes no votamos. De todas maneras les pido que piensen en nosotros, no cierren sus campañas con cajas de cerveza… piensen en nosotros”.