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Obras completas de Fausto Reinaga

El 8 de abril, en medio de una gran expectativa y la presencia de mucha gente (muchos no pudieron ingresar al auditorio del Banco Central y tuvieron que ver el acto desde el canal estatal) se presentaron las obras completas de Fausto Reinaga, aquel intelectual quechua-aymara como se autodenominaba, nacido en el ayllu Wawaniqala del jatun ayllu Macha del Norte de Potosí (1906-1994).

Reinaga escribió 32 libros entre 1940 y 1991 y una autobiografía inédita, obras que acaban de ser publicadas en diez volúmenes, con el auspicio de la Vicepresidencia del Estado, el Convenio Andrés Bello y la carrera de Filosofía de la UMSA; y la colaboración de la Fundación Amautica Fausto Reinaga.

Hacía mucha falta la reedición de las obras de Reinaga, porque gran parte de  ellas estaban agotadas. Algunas como La Revolución india se podían encontrar en ediciones piratas, pero no siempre bien hechas; en cambio otras como Mitayos y Yanaconas (1940) o El sentimiento mesiánico del pueblo ruso (1960), por mencionar solo algunos títulos, eran difíciles de hallar. Sin duda Fausto Reinaga se hubiese sentido feliz de que sus obras se publiquen, se difundan, se discutan, se critiquen. Porque él era un autocrítico de sus actos, incluso de su vida privada.

Recuerdo que en su texto sobre Franz Tamayo y la revolución boliviana, titulada Mi vida prenatal (1956), nos cuenta los avatares de la publicación del citado libro pero extensible a todas su obras. Da cuenta cómo se gestó la obra y la dificultosa tarea de su publicación, rechazada en un principio por las editoriales locales Los Amigos del Libro, Editorial Juventud, Burillo y Cía, La Artística, Universo, Centenario, etc. Luego hicieron lo propio el Fondo de Cultura Económica de México y la Editorial Universitaria de Chile. Finalmente, el texto fue publicado en 1956 gracias al apoyo de los trabajadores de la Caja de Seguridad Social (Casegural).

En general las obras de Reinaga no son para el deleite académico; pero tampoco para ejercer un activismo ciego. No, sus obras son una combinación entre la reflexión y la praxis sobre lo que sucede en Bolivia y el mundo, e invita a la vez a contribuir a develar formas de dominación y colonización.

Mientras la “élite letrada boliviana” no le daba mayor importancia a sus obras y menos quería dialogar debatiendo sus escritos, Reinaga encontraba diálogos intelectuales con otros pensadores de otros países, como Frantz Fanon y Aimé Cesaire, intelectuales negros de gran importancia en el mundo hasta hoy en día; o indigenistas radicales como Gonzalo Humberto Mata de Ecuador, Luis Eduardo Valcárcel y Guillermo Carnero Hoke de Perú, Guillermo Bonfil Batalla de México y Guillermo Carnero Hoke y Tristán Marof de Bolivia, quienes mantuvieron estrechas relaciones con Reinaga. Merece una mención especial sus relaciones con Eugen Relgis, pseudónimo de Eugen Sigler (1895-1987), filósofo y activista rumano del “pacifismo anarquista” afincado desde 1947 en Uruguay; así como también con Boleslao Lewin, aquel polaco-argentino que escribió sobre Tupaj Amaru. En fin, temas aún poco estudiados.

Felizmente desde ahora muchos más podrán leer y estudiar la obra de Fausto Reinaga o simplemente hacer tesis sobre su pensamiento. La obra de Reinaga es como el mundo andino, diverso y complejo a la vez, pero imprescindible su lectura para la Bolivia y el mundo del siglo XXI. Jallallt’anwa uka tunka panka Fausto Reinaga qillqt’atanakaparu. Wasitampiwa mistu yatxatañataki, lup’iñataki. ¡Jallalla!