Tráfico de colmillos
Por causa de la medicina tradicional china, decenas de animales se están extinguiendo.
El tráfico de animales para abastecer los insumos de la medicina tradicional china es sin duda uno de los efectos más nefastos del empoderamiento económico del gigante asiático. Producto de esta demanda decenas de animales se encuentran hoy en peligro de extinción, como los rinocerontes, y lamentablemente la fauna del país no está libre de este aciago negocio.
En efecto, el último reportaje de Informe La Razón, publicado el lunes 20, da cuenta de que los jaguares, los felinos más grandes de América, se están extinguiendo por dos principales razones: la destrucción de su hábitat, los bosques y las selvas amazónicas, y por la caza furtiva, motivada, como se dijo líneas atrás, por la medicina tradicional china.
En cuanto al país, actualmente se están investigando al menos siete casos de tráfico de colmillos de jaguares cuyo destino final era China. Seis de los siete implicados son súbditos de ese país, y el séptimo, un ciudadano oriundo de Cochabamba. En uno de los casos Jun B.H. intentó enviar por correo en dos oportunidades paquetes con colmillos de jaguar a su país, China, uno con 29 piezas y el otro con 76. Para obtener esa cantidad de colmillos, al menos 26 felinos tuvieron que ser asesinados. En otro caso Ron H.Y., también de origen chino, dejó en Ecobol una encomienda que contenía 24 colmillos de jaguares.
Yan Yixing, a diferencia de sus compatriotas, fue detenido en flagrancia el 8 de diciembre de 2014, luego de que efectivos de la Policía, un fiscal y dos funcionarios de la Dirección General de Biodiversidad y Áreas Protegidas encontraron en su domicilio en Rurrenabaque, Beni, una computadora con fotos de colmillos de jaguar mimetizados en latas de chocolate, además de pieles de víbora, cuernos de ciervo y dos cabezas del felino disecadas.
Es de esperar que éstos y otros cuatro casos similares que actualmente están siendo investigados por el Ministerio Público no queden en la impunidad. Sin embargo, los antecedentes de la justicia boliviana, que no se caracteriza precisamente por su celeridad ni por su idoneidad, no permiten albergar muchas esperanzas. De cualquier forma no podemos olvidar que la desaparición de cualquier especie animal constituye una catástrofe medioambiental y social con repercusiones inconmensurables. Y más aún tratándose de una especie tan maravillosa como el jaguar, reconocida con justicia por los indígenas como un ser “místico, sabio y protector de los bosques”.
De allí la importancia de intensificar los esfuerzos en el país para proteger a ésta y otras especies de animales. Pero también viene siendo hora de que los organismos internacionales tomen cartas en el asunto, contrarrestando las destructivas reglas de comercio medioambiental que están mermando la biodiversidad. De ello depende que se pueda garantizar el derecho de las futuras generaciones a vivir bien, en un entorno saludable.