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El nuevo orden comercial

/ 31 de mayo de 2015 / 04:00

Los últimos datos sobre la evolución del comercio internacional constatan la debilidad de la economía global desde comienzos de año. Por tercer mes consecutivo, los volúmenes de mercancías que se negociaron en marzo registraron un descenso, lo que sitúa la tasa anual de crecimiento en el 2,3%, su nivel más bajo desde julio de 2013. La debilidad del sector exterior es especialmente acusada en las pequeñas economías asiáticas, arrastradas por el frenazo en el crecimiento de China. Las ventas al exterior de Estados Unidos repuntaron de forma temporal en marzo, tras el paro que sufrieron los puertos de la costa oeste; mientras que la debilidad del euro en el último año finalmente se ha dejado sentir en las exportaciones europeas, con un ligero repunte.

En esas circunstancias, no parece que el comercio mundial vaya a recuperar la senda anterior a la crisis, cuando los intercambios comerciales crecían a un ritmo varios puntos por encima del PIB global. Y eso tiene importantes consecuencias para todas las economías. Eso permite explicar el empeño de la actual administración estadounidense por impulsar su agenda comercial en la recta final del mandato de Barack Obama, aunque el resto del mundo debe preguntarse si ése es el modelo a seguir.

Obama ha logrado un importante respaldo del Senado, al conseguir que le concediera la Autoridad para la Promoción Comercial (TPA, por sus siglas en inglés). El Presidente aún debe lograr la aprobación de la Cámara de Representantes y no será fácil. Pero la TPA es una condición imprescindible para que EEUU logre cerrar las negociaciones comerciales que tiene abiertas con otros 11 países de la cuenca del Pacífico y el acuerdo de asociación con la Unión Europea, en un estadio mucho menos avanzado de negociación

Nadie quiere arriesgarse a que, después de una ardua negociación, el Congreso de EEUU pueda añadir enmiendas a un acuerdo comercial, que solo podría aprobar o rechazar en bloque. El Senado ha otorgado la TPA a Obama por tres años, con posibilidad de prorrogar su vigencia otros tres años más, lo que extendería el poder negociador al próximo presidente estadounidense.

Washington insiste en que esos dos grandes acuerdos en negociación van a convertirse en el modelo de pactos comerciales para el siglo XXI, los que marcarán las normas comerciales para el nuevo siglo, que supondrán un importante incentivo para el comercio y, con ello, un impulso al crecimiento mundial.

Pero se trata de acuerdos que definen un nuevo modelo comercial, con pactos de carácter regional (aunque cubran un elevado porcentaje de la población mundial); que van dejando de lado un modelo de comercio multilateral como el que representa la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en los que China, la gran potencia económica emergida, no tiene cabida. Una política comercial con ventajas evidentes, ya que de partida el acuerdo parece posible; y la agenda, realista, pero que también comporta riesgos que no se pueden ignorar.

 

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‘El mundo necesita más integración y será difícil detener ese proceso’

Luis A. Moreno. El Presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se refiere a los posibles impactos que tendrán las nuevas políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, —posesionado el viernes— en la economía de América Latina. “Nosotros confiamos en que este año ya se pueda registrar (en la región) un crecimiento del 2,5%, pero en buena medida va a depender de lo que pase en la economía global”, afirmó el experimentado diplomático y economista.

/ 29 de enero de 2017 / 04:00

Estos días, la mayoría de las conversaciones giran en torno al recién posesionado presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y al impacto que tendrá su mandato sobre la economía, las empresas y las relaciones internacionales. También la charla con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, que conoce bien cómo funciona Washington. “En la campaña había quien decía que había que tomarse a Trump seriamente pero no literalmente, y quien apostaba por lo contrario. Ahora ya sabemos que hay que mirar las dos cosas”, dijo.

— ¿Pinta tan mal para Latinoamérica un gobierno de Trump como parece?

— No cabe duda de que él es un político no tradicional. Esperemos a ver cómo arranca su gobierno. Ha prometido un aumento del gasto público para paliar el déficit de infraestructuras, la desregulación de muchos sectores y una reforma tributaria que permita a las empresas repatriar capitales, veremos cómo será finalmente su política comercial. Los mercados prevén que eso genere más crecimiento de la economía estadounidense, lo que provocará un aumento del precio de las materias primas, pero también de los tipos de interés. Eso tendrá un efecto sobre los mercados emergentes. Y la región aún necesita atraer capital del orden de tres a cinco puntos del Producto Interno Bruto (PIB) cada año.

— ¿Teme que Trump impulse una vuelta al proteccionismo?

— Creo que el mundo necesita mucha más integración y que será difícil detener ese proceso. Pero no hay que olvidar que es más lo que Estados Unidos exporta a América Latina que lo que la región vende a Estados Unidos. La región, sin duda, tiene una oportunidad en este contexto. El 65% del comercio de Europa se da dentro de la Unión Europea, en Asia ese porcentaje llega al 50% y en Latinoamérica, apenas al 20%. Buena parte se explica por un déficit de infraestructuras que impide conectar a unos países con otros, y otro motivo son las barreras no arancelarias. Esto obligará a que Latinoamérica aumente sus cadenas de valor.

— ¿Cómo pueden verse afectados los grandes gigantes, México y Brasil, por este contexto?

— Brasil es una economía tan grande que apenas el 15% de su comercio es con el exterior, mientras que en el caso de México asciende al 40%. Brasil arrastra tres años de caídas del PIB y parece que este año puede volver a crecer, pero lo más importante es que el gobierno del presidente Michel Temer ha demostrado su voluntad de hacer reformas. Ha congelado el gasto público en varias áreas para los próximos 20 años y a acometido la reforma del sistema de pensiones. Ese es el tipo de cambios que necesita el país. El caso de México es distinto porque se mantiene, en buena medida, un comercio entre empresas con fuertes lazos con Estados Unidos. Confiamos en que se llegue pronto a un acuerdo que clarifique el escenario.

— ¿Será el momento de que Europa refuerce su presencia en la región?

— En realidad hay muchas Europas. España sin duda tiene una fuerte presencia en toda la región, también Portugal tiene una relación especial con Brasil e Italia en los últimos años ha empezado a mirar a Latinoamérica. Pero la crisis ha hecho que Europa se haya cerrado mucho en sus problemas y que otras regiones, como Asia-Pacífico, hayan aumentado su comercio con la región.

— ¿Es China el referente de futuro para Latinoamérica?

— China ha sido muy importante como comprador de materias primas, básicamente de cinco o seis productos, mientras que nuestra relación con Estados Unidos o Europa es mucho más diversificada en sectores y servicios, y eso es fundamental para América Latina. Sin embargo, China sí ha cobrado gran protagonismo como financiador de proyectos de inversión en la región y se ha convertido en un actor fundamental de estos procesos.

— ¿Se podrán dejar atrás los números rojos de los últimos años en estas condiciones?

— Es verdad que Latinoamérica ha registrado datos negativos en los dos últimos años, fundamentalmente por las caídas del Producto Interno Bruto en Brasil, en Venezuela y Argentina. Nosotros confiamos en que este año ya se pueda registrar un crecimiento del 2,5%, pero en buena medida va a depender de lo que pase en la economía global y ya hemos visto que en este sentido ha habido muchas sorpresas en los últimos años.

Perfil

Nombre: Luis Alberto Moreno

Profesión: Economista

Cargo: Presidente  del BID

Gestor de cambios en la región y líder internacional

El colombiano se graduó en Administración de Empresas y Economía en la Florida Atlantic University y obtuvo una Maestría en Administración de Empresas de Thunderbird School of Global Management. Fue Ministro de Desarrollo Económico de Colombia y embajador de ese país en Estados Unidos, entre muchas otras funciones públicas y privadas. Ocupa el cargo de titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) desde 2005, desde entonces preside también el Directorio Ejecutivo de la Corporación Interamericana de Inversiones y el Comité de Donantes del Fondo Multilateral de Inversiones, ambas instituciones del banco. Fue reelegido para un tercer mandato el 14 de septiembre de 2015.

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