Unos cuantos piquetitos
Seguimos estableciendo políticas que incentivan el avance de la frontera agrícola en tierras forestales
Así como la dualidad que expresa aquella célebre pintura, donde nos vemos enfrentados entre el espanto y la ironía de un crimen pasional cuyo autor intenta justificar arguyendo que fueron solo “unos cuantos piquetitos”, podemos ver el panorama que se vislumbra previo a las celebraciones del Día Mundial del Medio Ambiente. Y es que esta triste analogía pretende reflexionar sobre una angustiante realidad que, al igual que en el cuadro, nos salpica como espectadores y partícipes de un modelo de desarrollo impulsado por intereses económicos y hábitos de consumo insostenibles, que está depredando vorazmente nuestros recursos, atentando contra las funciones vitales de nuestra Madre Tierra.
No se trata de rasgarse las vestiduras y señalar culpables, debemos ser conscientes de que si bien gran parte de los impactos al medio ambiente provienen del sector productivo, desde nuestros hogares contribuimos a estos impactos con nuestros hábitos diarios. Vivimos en una sociedad dispar donde desperdiciamos lo que más necesitamos: agua, alimentos y energía; y consumimos más de lo que el planeta puede proporcionar de forma sostenible. Mientras cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos, existen 1.000 millones de personas con desnutrición en el mundo. Más de 1.000 millones de personas no tienen acceso al agua potable, pero seguimos malgastando y contaminando el agua a un ritmo más rápido de lo que la naturaleza puede reciclar y purificar.
La dualidad se manifiesta también en el discurso político de nuestros gobernantes, que pareciera expresar una visión de país que oscila entre un modelo de desarrollo integral en armonía y equilibrio con la Madre Tierra y el modelo extractivista que aún perdura. La deforestación en Bolivia avanza a un ritmo acelerado, con una pérdida de bosques semejante a 30 canchas de fútbol cada hora. No obstante, seguimos estableciendo políticas que incentivan el avance de la frontera agropecuaria en tierras forestales. Esto va ligado a una mayor presión de desmontes, quemas e incendios forestales, que junto a otras presiones provenientes de la actividad minera e hidrocarburífera, avaladas incluso en áreas protegidas, constituyen serias amenazas a nuestro medio ambiente.
Estamos ante el desafío de lograr un verdadero cambio estructural, que debe partir de nosotros mismos; de un cambio en nuestros hábitos de consumo; y de exigir mayor responsabilidad y compromiso con el medio ambiente al sector público y privado y a la sociedad en su conjunto. Cada acción individual va sumando hasta convertirse en una respuesta global que nos lleve por caminos innovadores de desarrollo integral y sustentable. El que solo mira se convierte en cómplice.