Icono del sitio La Razón

Colombia a contracorriente

Días atrás, casualmente estuve en el Congreso colombiano cuando se aprobaba la iniciativa presidencial que abolió la reelección presidencial como parte de la reforma de equilibrio de poderes; con lo que el presidente Juan Manuel Santos eliminó su vigencia en forma inmediata por un periodo desde la reforma promovida por Álvaro Uribe Vélez en 2004, y de la que Santos Calderón se benefició en 2014.

Con esta decisión Colombia va a contracorriente de Latinoamérica, en donde en países como México, Guatemala, Honduras, Haití y Paraguay se permite la reelección presidencial ya sea de manera diferida (saltando periodos intermedios) o inmediata por un nuevo periodo o por dos, como máximo. Por otra parte en Argentina, Bolivia, Brasil y Ecuador hay reelección consecutiva, pero no de manera indefinida, y solo se permite una reelección (aunque en Bolivia se debate la posibilidad de la re-reelección dentro de la nueva Constitución vigente, que ha permitido al presidente Evo Morales ejercer por tres periodos consecutivos, uno por la anterior CPE y otros dos permitidos por la actual, situación similar a del presidente ecuatoriano, Rafael Correa). En Chile, Costa Rica, El Salvador, Panamá, República Dominicana, Perú y Uruguay se autoriza la reelección tras uno o dos periodos. Mientras que en Cuba, Venezuela y Nicaragua se permite la reelección presidencial de manera indefinida, a lo que posiblemente opte Correa Delgado a través de una reforma constitucional.

En nuestros países presidencialistas y con diferentes grados de institucionalidad (y discrecionalidad), los defensores de las reelecciones sostienen que esta opción, en cualquier modalidad, es más democrática porque permite a la ciudadanía premiar o castigar el desempeño de su gobernante. Por el contrario sus detractores argumentan que refuerza el presidencialismo y los liderazgos personalistas, y que la reelección indefinida puede llevar a una “dictadura democrática” con pérdida de separación de poderes y de institucionalidad.

Reelecciones indefinidas fueron las de Porfirio Díaz (México: 1876, 1877-1880, 1884-1911), Juan Vicente Gómez (Venezuela: 1908-1935), Getúlio Vargas (Brasil: 1930-1945, 1951-1954), Rafael Leónidas Trujillo (República Dominicana: 1930-1961), Anastasio Somoza García (Nicaragua: 1937-1947, 1950-1956) y su hijo Anastasio Somoza Debayle (1967-1972, 1974-1979), Alfredo Stroessner (Paraguay: 1954-1989), Juan Domingo Perón (Argentina: 1946-1955, 1973-1974), y François Duvalier (Haití: 1957-1971) y su hijo Jean-Claude Duvalier (1971-1986). Gobiernos muy largos (indefinidos o repetitivos) también fueron los del ecuatoriano José María Velasco Ibarra (1934-1935, 1944-1947, 1952-1956, 1960-1961, 1968-1972), el dominicano Joaquín Balaguer (1960-1962, 1966-1978, 1986-1996), el cubano Fidel Castro (1959-2008), el venezolano Hugo Chávez (1999-2013) y la re-re de Alberto Fujimori (1990-2000) en Perú. Soluciones para afianzar políticas de largo plazo pueden ser periodos de seis años y sistemas de partidos fuertes e institucionalizados. Que aún faltan.