Línea Blanca
La discusión entre ambas partes debiera circunscribirse a lo estrictamente técnico
El inicio de obras para la construcción de la Línea Blanca de Mi Teleférico ha concitado un inusual y álgido debate entre el Gobierno Municipal de La Paz, la empresa pública Mi Teleférico y los vecinos de la tradicional zona de Miraflores, cuyo foco de desacuerdo se centra en el trazo que tendrá en la zona Este de la urbe ese ramal de la red de transporte por cable.
La empresa estatal encargada del teleférico propone como estación (subterránea) inicial a la histórica plaza Villarroel, con un trazo que se extiende a lo largo de la Av. Busch hasta San Jorge, para finalmente converger con la terminal de la Línea Verde, en la curva de Holguín. La Alcaldía ha propuesto los mismos puntos de salida y llegada, pero ubicando la estación inicial no en la plaza Villarroel, sino un poco más arriba, con una trayectoria intermedia que articule los barrios de Villa Copacabana, Villa San Antonio y Villa Armonía. Finalmente los vecinos (o al menos una parte de ellos) visualizan a las cabinas blancas volando sobre el lecho embovedado del río Orkojahuira.
Cada propuesta pareciera tener una justificación consistente. Los representantes de Mi Teleférico argumentan que el acceso al corazón de Miraflores es vital para los otros distritos de la urbe, dado que la zona acoge a los principales centros de salud de la ciudad, además de otros servicios conexos y lógicamente al palacio de los sueños deportivos del país, como es el estadio Hernando Siles. Y en tal sentido, agregan, la Alcaldía paceña debiera contribuir a reordenar las rutas de tráfico privado, además de las “concesionadas” al autotransporte (sindicalizado y municipal), de manera que las estaciones intermedias se conviertan en puntos de distribución hacia las zonas de la ladera Este.
A su vez, las autoridades ediles sostienen que la ruta puesta en consideración por la municipalidad beneficiaría a distritos que tienen una mayor densidad poblacional, y dada su locación geográfica, el recurso “aéreo” que representa el teleférico es una solución más viable que reconfigurar el servicio de transporte municipal y sindicalizado hacia las posibles estaciones localizadas en el eje de la Av. Busch.
Resulta innegable que ambas propuestas tienen ventajas y desventajas, costos y beneficios, pros y contras, pero es necesario que el entuerto se resuelva lo antes posible, porque tiempo que pasa implica gastos que encarecerán la obra y la ciudadanía verá un proyecto, que otrora se convirtió en uno de los estandartes para que La Paz sea considerada ciudad maravilla, en una posible pesadilla. La discusión entre ambas partes debiera circunscribirse a lo estrictamente técnico, y evitar por todos los medios una eventual politización del tema con marchas, contramarchas, bloqueos o cualquier otro tipo de medidas de presión. Que los discordes encuentren concordia. ¡Jallalla La Paz!