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Canchas sin niños

En los últimos años, para promover la práctica del fútbol en el país, muchas canchas de tierra fueron alfombradas con pasto sintético, gracias al programa Bolivia Cambia, Evo Cumple. Sin embargo, el acondicionamiento de estos escenarios deportivos no ha beneficiado a los más pequeños, como se esperaba, sino sobre todo a jóvenes y adultos con elevado poder adquisitivo.

La semana pasada, un periodista de este diario visitó varias canchas de pasto sintético ubicadas en la sede de gobierno, y pudo constatar que, a pesar de que existen normas municipales que establecen que los niños deberían poder disfrutar de estos espacios de manera gratuita al menos dos horas en la mañana y otras dos en la tarde, de lunes a viernes, en la mayoría de los casos esta disposición no se cumple, y en aquellos que sí se lo hace, las horas son totalmente inconvenientes; por ejemplo entre las 06.30 y 08.00, y a partir de las 19.00, cuando el sol se ha escondido y su luz ha dejado de brillar, hace frío y resulta peligroso que los pequeño anden solos por las calles.

En el resto de las horas, quienes desean disfrutar de estos espacios deben pagar por su arriendo. No obstante, la tarifa, con la llegada de la hierba artificial, se ha incrementado considerablemente, con el argumento de que los costos de mantenimiento también han aumentado. Por caso, antes de su acondicionamiento el arriendo de las canchas de tierra no superaba los Bs 50 o no tenía costo. Ahora, con grama sintética, una hora de alquiler cuesta entre Bs 80 y Bs 150, monto inaccesible para muchos niños del país.

Además, los pocos que sí pueden pagar el arriendo de estos lugares corren el riesgo de que les sustraigan sus pertenencias, puesto que los camerinos y casilleros generalmente están bajo llave, reservados para los clientes habituales.

Por otra parte, muchos de estos escenarios deportivos cuya tutela corresponde a las municipalidades han comenzado a ser administrados por las juntas vecinales o por las ligas de barrios. Tal es el caso de la cancha de Vino Tinto, que pese a estar instalada en un predio de la Alcaldía es manejada por la liga deportiva. Y naturalmente con esta nueva administración dejaron de tener prioridad los más jóvenes, en beneficio de quienes sí pueden pagar el arriendo y de los torneos vecinales, protagonizados generalmente por transportistas o dirigentes, es decir, por adultos.

Esta falta de equidad deviene en gran medida por la falta de controles municipales. Situación que no solo restringe el uso de estos predios, sino que también da lugar a malos manejos económicos. En este sentido, por el bien de los más jóvenes, sería deseable que estos templos del deporte sean administrados de manera más transparente, pero también y sobre todo de forma más equitativa.