Cuál es la raíz de la crisis de Puerto Rico
Grecia no es la única crisis de deuda en ebullición actualmente en el planeta; también está la de Puerto Rico. Claramente, los problemas de la isla caribeña son mucho más profundos que la deuda gubernamental, y se ha hablado bastante sobre su debilidad económica. Sin embargo, poca de la discusión parece estar haciendo una pregunta obvia: ¿qué debería hacer, exactamente, una economía que esté en la posición de Puerto Rico?
La isla, por supuesto, tiene inviernos cálidos y playas, pero también los hay en otros lugares. Y Puerto Rico es mucho más grande y más poblado que sus vecinos, con una proporción mucho más pequeña de línea costera con relación a su área o población, por lo que no está bien posicionado para tener una economía centrada en el turismo. En realidad, históricamente la mancomunidad puertorriqueña ha crecido principalmente como centro de manufactura, especialmente para la industria farmacéutica.
Sin embargo, ¿cabe preguntarse por qué se deberían instalar fábricas en Puerto Rico? Hay varias formas de desarrollar una ventaja competitiva en la manufactura. Se puede tener una base de habilidades únicas, como en gran parte de Alemania; se pueden tener salarios muy bajos, como en varias economías emergentes asiáticas; o se puede tener una ventaja logística debido a la proximidad con mercados importantes, como mucho de lo que queda de manufactura en Estados Unidos o, en estos días, el cinturón de exportaciones en el norte de México.
Sin embargo, en el caso de Puerto Rico ninguna de estas opciones está disponible. No tiene una base de habilidades especiales. Sus salarios son bajos para los estándares del territorio continental, pero no tan bajos y, como argumentaré más adelante, no pueden bajar mucho más. Además, aunque Puerto Rico está cerca del territorio continental, es bastante lento y caro el transporte desde y hacia la isla. En un sentido fundamental, no es tan fácil ver por qué debería haber una economía considerable en esa isla, en esa ubicación.
Ahora, se podría decir que éste es simplemente un argumento a favor de grandes recortes salariales. Pero Puerto Rico es parte de Estados Unidos, y sus residentes son ciudadanos estadounidenses. Esto tiende a poner un tope mínimo a los salarios en varias formas. La Reserva Federal de Nueva York enfatizó cómo el salario mínimo federal y los programas de la red de seguridad social relativamente generosos (dada la baja productividad) podrían estar causando que la gente abandone la fuerza laboral de Puerto Rico ante los bajos salarios (para mayor información, se puede leer el informe publicado el año pasado en nyfed.org/1eD17Bd). Pero incluso sin esta motivación, la relativa facilidad de la emigración tendería a apoyar los salarios.
Pongámoslo de esta forma: si una región de Estados Unidos resulta ser una ubicación relativamente mala para la producción, no deberías esperar a que la población se mantenga compitiendo a través de salarios ultrabajos; más bien deberíamos esperar a que los residentes en edad de trabajar se muden a sitios más favorables. Eso es lo que se ve en estados pobres del territorio continental como Virginia occidental, que de hecho se parece un poco a Puerto Rico en términos de su baja participación de la fuerza laboral. ( y Alabama también tienen bajas tasas de participación.)
Y la emigración no tiene por qué ser tan terrible. Se ha discutido mucho sobre qué hay de malo con Puerto Rico, pero quizás simplemente deberíamos ver a la isla, al menos algunas veces, como otra región ordinaria de Estados Unidos. En cualquier momento dado, esperamos que algunas regiones estén en relativa declinación, e incluso tal vez en decadencia absoluta, conforme cambian los vientos de la tecnología y del comercio mundial.
En particular me pregunto si Puerto Rico está sufriendo debido a las fuerzas que parecen estar llevando a un recorte general de las cadenas logísticas y a la “repatriación” de la manufactura a las economías avanzadas.
Ahora, todo esto puede llevar a problemas de gobernanza. Puerto Rico se beneficia mucho de los programas federales, pero la mancomunidad tiene que pagar ella misma por muchos de ellos, y la emigración de trabajadores socava los ingresos, mientras deja sin cambios muchos de los costos de atender a la población que se queda, notablemente personas de edad avanzada. Empero, yo argumentaría a favor de prestar mucha atención a las fuerzas no específicas que afectan a la isla, y en particular a su geografía económica.
En grado importante, Puerto Rico simplemente podría padecer de ser una isla de acceso ligeramente difícil en momentos en que las corporaciones están concediendo gran importancia a los envíos fáciles y “justo a tiempo”.
Alejandro García Padilla, gobernador de Puerto Rico, anunció el 29 de junio que la isla no podría pagar los 72.000 millones de dólares de deuda pública y que buscaría declararse en bancarrota, aun cuando constitucionalmente no tiene permitido hacerlo.
La isla, una mancomunidad de Estados Unidos, no disfruta de los derechos de un estado ni tiene representantes con capacidad de voto en el Congreso. Sin embargo, Puerto Rico sí usa el dólar, y sus residentes son ciudadanos estadounidenses que tienen el derecho de vivir y trabajar en territorio continental.
La economía de Puerto Rico ha estado efectivamente en recesión desde 2006, cuando el Gobierno federal eliminó ventajas fiscales destinadas a alentar la manufactura en la isla. Esto provocó un éxodo masivo de residentes y empresas, lo que aniquiló a la base fiscal del territorio y forzó a sus autoridades a promulgar pronunciados recortes en los servicios públicos.
Sin un plan de reestructuración de deuda y una condonación, Padilla advirtió que la isla entraría a una “espiral de muerte”, donde los intentos por pagar la deuda reduciendo aún más los servicios del Gobierno podrían fomentar la salida de más residentes, erosionando todavía más la base fiscal de la isla y dejándola incluso menos capaz de pagar a sus acreedores.
“Vamos a tener un escenario de caos laxamente organizado que genere muchos ingresos para muchos abogados”, escribió el comentarista económico Matthew Iglesias en un artículo para Vox, explicando que no hay un procedimiento formal para que el territorio se declare en bancarrota. “Primero, Puerto Rico intentará lograr que el mayor número posible de sus acreedores acepte menos de un dólar por cada dólar que se les debe. Algunos acreedores aceptarán. Los otros contratarán un abogado y venderán sus valores a otros que ya han contratado a un abogado. Después habrá muchas demandas, en las que varios acreedores intentarán forzar a Puerto Rico a que les pague antes que a los servidores públicos, los jubilados, los receptores de asistencia social y otros acreedores de la isla”.
El anuncio de la deuda de Puerto Rico generó en los medios comparaciones con Grecia, la cual según creen también muchos economistas no tiene esperanzas de pagar a sus acreedores, y que también usa la moneda de una unión mucho más grande. Sin embargo, los analistas se apresuraron en señalar que dado que Puerto Rico no corre el peligro de perder su moneda, a diferencia de Grecia que podría verse forzada a reintroducir una dracma profundamente devaluada, su crisis tiene un alcance mucho más limitado.