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China devalúa su moneda

En la semana que termina los mercados bursátiles de divisas y materias primas fueron sacudidos ante el sorpresivo cambio introducido por el Banco Popular de China (BPCH) en el mecanismo para la determinación del precio de referencia del yuan, que originó su devaluación durante tres días consecutivos hasta un 4,6% respecto del dólar estadounidense, al cabo de los cuales las autoridades del BPCH dieron por concluido el proceso de ajuste de la moneda china.

Anteriormente, el BPCH establecía un precio de referencia del yuan frente al dólar con un margen de oscilación para arriba o para abajo de hasta el 2%, pero sin considerar la oferta y demanda del mercado. Con el nuevo mecanismo, para la determinación del precio de referencia, el BPCH toma en cuenta el precio de cierre del día anterior y la oferta y la demanda, lo que originó la devaluación del yuan.

Según los analistas, la reforma del sistema cambiario y la consiguiente devaluación de la moneda china señalarían dos cosas, por un lado la creciente preocupación de Pekín ante la desaceleración que muestra la economía y, por el otro, la intención de las autoridades chinas para que el mercado influya más en la determinación del yuan a fin de que en el tiempo pueda ser aceptado en otros países.

Sin embargo los mercados le dieron mayor peso a la preocupación de desaceleración de la economía china, que podría reducir aún más la demanda por materias primas y otros bienes. Razón por la cual, como consecuencia de la devaluación del yuan, los principales índices bursátiles y precios de las materias primas cayeron, y las divisas de las economías desarrolladas y emergentes se debilitaron frente al dólar. La economía china habría crecido un 7% en el primer semestre del año, el crecimiento más bajo desde 2009; además, las recientes cifras sobre su desempeño en julio mostraron que la actividad manufacturera, la inversión y las ventas minoristas resultaron más débiles de lo esperado; los precios al productor alcanzaron su menor nivel desde fines de 2009 y que las exportaciones se redujeron 8,2% respecto de julio de 2014.

Un yuan más débil reimpulsaría las exportaciones chinas y contribuiría a la recuperación de su economía. No obstante, en el corto plazo encarece también sus importaciones, con el consiguiente efecto negativo sobre la ya menor demanda por materias primas y otros bienes que son exportados por diversas economías emergentes al gigante asiático, entre las que se encontrarían Brasil, Argentina, Chile, Perú y Venezuela, entre otras. Pero si la devaluación del yuan contribuye a la recuperación de la economía china, beneficiaría a todos. El tema es que, en lo que va del año y antes de que el BPCH modificase el sistema cambiario, el yuan se había apreciado en 14% respecto de las monedas de sus socios comerciales, por lo que la devaluación del 4,6% parecería no ser suficiente como para dar un gran impulso a las exportaciones chinas.

En la mayoría de las economías de América Latina, cuyas monedas se han depreciado más que el yuan, los productos chinos continuarían siendo más caros, por lo que no se prevería una mayor demanda por los mismos. Sin embargo, no es el caso de Bolivia, donde el boliviano se ha mantenido sin cambios, a pesar de la importante reducción del 30% en las exportaciones y del 97% en el saldo comercial a junio del presente año respecto de junio de 2014 y la depreciación que registran las monedas de los países que son sus socios comerciales.