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El vaso medio vacío

La noticia me llegó esta mañana. Diego Ramírez Salazar, mundialmente conocido como El Cigala, quedó viudo 45 minutos antes de salir al escenario en Los Ángeles, California (Estados Unidos). Profesional como pocos, no contó nada del fallecimiento de la que fue por décadas compañera de su vida, pero hizo el mejor de sus conciertos en homenaje a ella. Hizo lo que Hemingway aconsejaba, usó el dolor para crear arte; pero además no se victimizó, el dolor era de él y punto.

En Bolivia en cambio nos encanta aparecer como víctimas. Frente a las cámaras de televisión amenazamos “hasta las últimas consecuencias” o lloramos nuestras penas. También nos gusta mucho ver cuánto nos falta subir del cerro y no cuánto ya hemos subido.

Pasó en la vigésima Feria Internacional del Libro (FIL) de La Paz. Un escritor criticaba que en las afueras de la feria se vendieran carros. Digo yo, ¿en qué perjudicaba al negocio de los libros que afuera se ofrezcan vehículos? Más aún cuando esto ayuda a financiar la feria y evita que las entradas sean más caras. Y un editor decía que lo malo era que el campus estaba todavía a media construcción, sin ver todo lo que se ha avanzado en estos años. Claro que falta, pero hoy tenemos una feria como nunca tuvo La Paz.

El mismo escritor mencionado líneas atrás criticaba que un canal de televisión hubiera realizado un programa desde la feria, bloqueando uno de los cinco pasillos por un par de horas.

Para tal efecto ATB gastó un montón de dinero (piénsese que un programa así debe ser enviado al satélite, para desde allí ser redistribuido por los transmisores a todo el país; y que intervienen no menos de 40 personas en el set y en la unidad móvil para hacer posible esto), creyendo que de esta manera se daba lustre a la FIL informando sobre ella y entrevistando a escritores y editores bolivianos. Sin embargo, para algunos esto era negativo.

Cuánta diferencia con la feria del libro de Santa Cruz de la Sierra, donde nos pidieron permanecer más días para transmitir desde allí. De todas maneras lo grandioso es que fue la mejor feria de todas. Más allá de las mezquindades y de las críticas criticonas, se vendió como nunca, se compró como nunca, fueron más personas y hubo 200 eventos culturales. Se dio lo mejor, como El Cigala, cantando pese al dolor.