Según los datos reportados en julio por Cyber Secretariat, del Foro de Cooperación de Asia Oriental-América Latina (FEALAC), la clase media de Latinoamérica representaba aproximadamente el 20% de la población total de esa región entre 1980 y 1990. Empero, en el periodo 2000 –2013, esta parte de la población aumentó considerablemente, alcanzando aproximadamente el 30% de la población total de la región, que representa cerca de 200 millones de habitantes.   

La reducción de la extrema pobreza y la reducción de la brecha entre ricos y pobres permitieron el fortalecimiento, a partir de 2000, de la clase media en las regiones latinoamericanas. Este fortalecimiento permite promover las actividades socio-económicas de la región y también mejorar la estabilidad democrática y social que son dos ejes principales.  

En el caso de Bolivia, el índice Gini, que mide la distribución del ingreso, ha mejorado considerablemente entre 2000 y 2012, pasando de 0,618 a 0,471, una disminución de 0,147 puntos, estrechando la diferencia entre ricos y pobres. Consecuentemente, a través de las políticas de redistribución del ingreso y la riqueza, esta brecha disminuiría progresivamente en el futuro. El presidente Evo Morales, desde 2006, promueve constantemente la redistribución del ingreso y de la riqueza mediante políticas gubernamentales, que en los últimos diez años permitieron reducir drásticamente la pobreza extrema, contribuyendo en gran medida a la formación de la clase media, siendo éste un efecto positivo. Además, la economía boliviana continúa teniendo un crecimiento sólido y sostenido de hasta el 5%, a pesar de la caída de los precios del petróleo y de las materias primas en el mercado internacional. En este sentido, me gustaría comentar sobre los posibles beneficios para Bolivia de la implementación de una política monetaria similar a la que se llevó a cabo en la República de Corea, en tanto podría contribuir a promover el crecimiento económico sostenido y a fortalecer la formación de la clase media boliviana.
Esta política, implementada en Corea desde la década de 1970, fue denominada “Plan de ahorro de los empleados para la formación de propiedad”. Su principal objetivo fue ayudar a los trabajadores con bajos ingresos, promoviendo los ahorros, mediante la inducción de una alta tasa de interés en comparación con la tasa de interés del mercado. Esta política ayudó a la formación de propiedad de los trabajadores de bajos ingresos. El costo de la diferencia entre las tasas de interés del mercado y la tasa de interés preferencial fueron cubiertas por las autoridades financieras.

Es normal que las autoridades financieras deban cubrir este costo, aunque sea elevado, ya que el efecto de este tipo de políticas sobre la economía es muy positivo, por cuanto motiva a los trabajadores a ahorrar para la formación futura de capitales. En efecto, a través de este monto, los trabajadores pueden acceder a la compra de viviendas, vehículos y electrodomésticos, promoviendo el consumo y al mismo tiempo promoviendo el crecimiento económico nacional. Asimismo, a través de esta política la clase media aumenta considerablemente, lo que contribuye a la estabilidad política, económica y social del país.

Además, las instituciones financieras reciben un monto cada vez mayor proveniente del ahorro de los trabajadores, y el Gobierno puede utilizar estos recursos financieros para invertir en la construcción de infraestructura y promover aún más el crecimiento económico nacional.

La política monetaria anteriormente descrita fue implementada en la década de 1960 cuando la República de Corea era un país de bajos ingresos, y gracias a este tipo de políticas hoy Corea es considerada una potencia mundial.

Dado que la economía boliviana entró a una fase de alto crecimiento económico, sería de gran beneficio implementar este tipo de políticas. Como embajador de la República de Corea en Bolivia quiero compartir las experiencias del desarrollo económico de mi país, y estoy dispuesto a cooperar activamente para apoyar a la felicidad y la estabilidad del desarrollo económico del pueblo boliviano.