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Biodiversidad sostenible

Bolivia es uno de los países con mayor biodiversidad del planeta. Existen al menos 60 especies entre flora y fauna con alto potencial de uso y comercialización, relacionados a la cosmética, construcción, textiles y alimentos. En este contexto, resulta de gran relevancia implementar acciones de conservación, puesto que la biodiversidad es importante para la supervivencia a largo plazo de nuestro planeta.

La riqueza y diversidad de los recursos naturales de nuestro país también representan una extraordinaria oportunidad para la generación de alternativas más sostenibles de desarrollo, pues muchos insumos nativos, como plantas o frutos del bosque, constituyen la base de productos farmacéuticos, cosméticos, y productos alimenticios que utilizamos en nuestra vida cotidiana.

Para la promoción del uso sostenible de esta biodiversidad, a escala mundial se promueve una estrategia denominada biocomercio, entendido como aquellas actividades de recolección, producción, transformación y comercialización de bienes y servicios derivados de la biodiversidad, que involucran prácticas de conservación y uso sostenible. En otras palabras, el biocomercio se produce cuando existen iniciativas empresariales que se aprovisionan de la biodiversidad, pero respetan el conocimiento tradicional y garantizan la distribución justa y equitativa de beneficios a lo largo de la cadena de abastecimiento. Hoy en día, diversas organizaciones de la sociedad civil promueven proyectos de biocomercio, impulsando el desarrollo de cadenas de valor como la del cacao, la castaña y el asaí, entre otros.

En el caso del asaí, con el apoyo de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), se han logrado implementar experiencias exitosas en el Bajo Paraguá (Santa Cruz), así como en el norte amazónico (Beni y Pando), demostrando que es posible un aprovechamiento sostenible de los recursos forestales. En este caso, la palmera que produce el asaí es la misma de la que se extrae el palmito, pero para hacerlo hay que tumbarla. Entonces, ¿cómo se pasó al aprovechamiento sostenible?, pues las comunidades comenzaron a cosechar el fruto de la palmera, manteniéndolas en pie y conservando el bosque, generando así ingresos para los hombres y mujeres de las comunidades que transforman el fruto del asaí en pulpa, que tiene una alta demanda por su alto valor nutricional.

Este modelo muestra que si el comercio de productos basados en la biodiversidad se hace correctamente, se puede agregar valor de uso a la biodiversidad a nivel local, motivando esfuerzos de conservación y promoviendo el desarrollo socioeconómico.